Nicaragüenses votan en unos comicios que aferran a Ortega al poder

Nicaragüenses votan en unos comicios que aferran a Ortega al poder
Los centros cerrarán a las 6:00 p.m. hora local. Foto La Prensa de Nicaragua


Los nicaragüenses comenzaron a votar este domingo 7 de noviembre en unos comicios con una predecible victoria del presidente Daniel Ortega para asumir un nuevo mandato tras 14 años en el poder, sin mayor competencia, con siete aspirantes opositores encarcelados.

Ortega, quien llegó al poder por las urnas en 2007 y el jueves cumplirá 76 años, se apresta a iniciar otros cinco años como presidente, a la cabeza del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN, izquierda) y junto a su poderosa esposa Rosario Murillo (70), candidata a la vicepresidencia por segunda vez.

Su permanencia en la presidencia no se duda. El exguerrillero sandinista, quien también gobernó en los años 1980 luego de que el FSLN derrocara en 1979 al dictador Anastasio Somoza, enfrenta a cinco candidatos derechistas, desconocidos y tachados de colaboradores del gobierno.

Las 13,459 mesas electorales instaladas en todo el país abrieron a las 7:00 a.m. hora local (13:00 GMT) para unos 4.4 millones de electores convocados a elegir también a 90 diputados de un Congreso que, al igual que todos los poderes del Estado, está bajo control oficial.

“Voté porque es un derecho y porque siga el progreso del país”, dijo a la AFP Carlos Reyes, de 39 años, en un centro electoral del barrio Larreynaga, en el este de Managua.

La oposición en el exilio llamó a la abstención. “No hay por quien votar. Esto es un circo electoral. Si ellos están tan seguros de que el pueblo los quiere ¿por qué echaron presos a los aspirantes presidenciales?”, dijo a la AFP una secretaria de 51 años, que prefirió no revelar su nombre.

El foco de la elección en este país centroamericano de 6.5 millones de habitantes no es por quién votar, sino si abstenerse o participar, y la reacción de la comunidad internacional que considera estas elecciones no libres ni democráticas.

En algunos centros de votación se formaban filas, pero muchas calles estaban vacías. El FSLN se movilizó casa por casa para llamar a votar, mientras que el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos ha denunciado que existe temor y un control social sobre la población que intimida a la gente para votar.

Estos comicios se celebran tres años y medio después de las protestas que exigieron la renuncia de Ortega y cuya represión dejó al menos 328 muertos y más de 100,000 exiliados.

Acercándose los comicios, en junio comenzó una ofensiva contra la oposición: fueron ilegalizados tres partidos, detenidos siete aspirantes presidenciales y otros 32 activistas políticos y sociales, empresarios y periodistas, que se sumaron a unos 120 opositores que aún están presos desde las protestas de 2018.

Los más recientes detenidos están acusados, según leyes aprobadas a fines de 2020, de atentar contra la soberanía, promover sanciones internacionales, “traición a la patria” o “lavado de dinero”, como es el caso de la aspirante opositora favorita, Cristiana Chamorro, hija de la expresidenta Violeta Barrios (1990-1997) y quien se encuentra en arresto domiciliario.

Ortega es señalado por sus críticos de “nepotismo” y de instaurar una “dictadura”. Él acusa a los opositores de “golpistas” apadrinados por Washington.

Desde el exilio, en Costa Rica y otros países, la oposición preparó para este domingo marchas contra lo que califican de “farsa electoral”.

En vísperas de la votación, Murillo, única portavoz del gobierno, llamó a participar de la “fiesta electoral” que, dijo, será una “ratificación de la paz”.

El gobierno planea convocar a un diálogo, pero analistas críticos estiman que es una estrategia para ganar legitimidad y que no será real con los opositores presos o exiliados.


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