Es tiempo que el BID sea dirigido por una mujer

Es tiempo que el BID sea dirigido por una mujer
Alicia Bárcena. www.cepal.org


El pasado lunes 27 de septiembre, la Asamblea de Gobernadores del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) destituyó al entonces presidente de la institución Mauricio Claver-Carone, quien asumió el cargo en octubre de 2020, como el primer estadounidense en dicha posición. Claver-Carone había sido impuesto por la administración del entonces presidente de los Estados Unidos Donald Trump, rompiendo con la práctica de seis décadas de que dicho cargo lo ocupaba un varón latinoamericano.

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El BID fue una iniciativa del entonces presidente brasileño Juscelino Kubitschek (1956-1961), quien le propuso a la Organización de Estados Americanos la creación de un banco de desarrollo para la región. La iniciativa se convirtió en realidad en 1959. El banco tiene 48 países miembros, de los cuales 22 son latinoamericanos y caribeños, que son los únicos que pueden solicitar préstamos y asistencia técnica. De acuerdo con los estados financieros del BID, para el año 2021, su cartera total de préstamos era de 108 mil 886 millones de dólares. En sus 63 años de historia la entidad no ha tenido una mujer como presidenta.

Aunque el banco se presenta como la principal fuente de financiamiento para el desarrollo de la región, su orientación tradicional ha sido hacia el desarrollo de infraestructuras como acueductos, aeropuertos, carreteras y otros similares, que junto a su línea de trabajo orientada hacia la modernización del sector público latinoamericano y caribeño, han dejado su marca en la región.

Un cambio de enfoque

Los desafíos emergentes que enfrenta esta parte del mundo, requieren un cambio de enfoque. Las latinoamericanas y latinoamericanos junto a sus hermanas y hermanos caribeños, necesitan de mejores sistemas de salud, una red de servicios sociales de calidad con cobertura más amplia, un sector educativo más incluyente y competitivo, una actividad robusta de la justicia, y, por supuesto, el mejor cuidado posible para la infancia, los grupos vulnerables, y el medio ambiente en tiempos de la amenaza del cambio climático. Estos retos no forman parte de la trayectoria usual de los ministros de economía o de los jefes de las carteras, responsables de infraestructura de los distintos países de la región. En realidad un nuevo BID requiere de una nueva mentalidad.

El banco se beneficiaría de un nuevo estilo de gestión con prioridades claras dirigidas a superar las grandes brechas que afectan a la región. La mejor forma de alcanzar estas metas es con una dirección femenina, que abra la puerta a una mayor diversidad del equipo de trabajo del banco.

Los medios internacionales han identificado a tres mujeres como las posibles aspirantes a este cargo. En la lista están la médica y expresidenta de Chile Michelle Bachelet, la politóloga y expresidenta de Costa Rica Laura Chinchilla, y la ex secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), la bióloga y diplomática mexicana Alicia Bárcena.

Dado que los dos presidentes del BID más recientes, antes de Mauricio Claver-Carone, fueron el uruguayo Enrique Iglesias y el colombiano Luis Alberto Moreno, el balance geográfico regional sugeriría que la presidencia del banco debería ser ocupada por alguna persona mesoamericana o caribeña. Esto descarta a Bachelet, quien en agosto de este año se retiró de su cargo como Alta Comisionada de la Naciones Unidas para los Derechos Humanos, manifestando que quería volver a su país, Chile. Esto nos dejaría con Laura Chinchilla y Alicia Bárcena. La proximidad de Chinchilla a la región centroamericana y su conocimiento de Panamá serían una ventaja importante para nuestro país, que además privilegiaría al BID con la presencia de una ex mandataria en su más alto cargo.

Por otra parte, Alicia Bárcena es un enorme talento que dejó su impronta en la Cepal, posesionando al organismo como un referente importante en la agenda social y ambiental de la región. Como Secretaria Ejecutiva de la Cepal, Bárcena se destacó por un trabajo dedicado y acucioso que fue el promotor de una multiplicidad de iniciativas favorables al entendimiento de la realidad y de las posibilidades de la región latinoamericana y caribeña. En dicha posición, los análisis y documentos preparados por la Cepal sobre Panamá fueron exhaustivos y revelaron un alto entendimiento de la economía y sociedad del istmo.

Con estas opciones, y otras que surjan en el periodo de 45 días disponibles desde la salida de Claver-Carone, es responsabilidad del gobierno del presidente Laurentino Cortizo y del ministro de Economía y Finanzas Héctor Alexander, respaldar la mejor candidatura para la presidencia del BID que beneficie a Panamá y a la región, y que nos haga orgullosos a los latinoamericanos y caribeños.


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