La matanza racista de diez afroestadounidenses este sábado 14 de mayo en Buffalo (noreste), en un fin de semana fuertemente sacudido por la violencia, sigue impactando al país donde voces demócratas piden una armonización de las legislaciones de los estados para adquirir armas.
El presidente estadounidense, el demócrata Joe Biden, que promueve una “estrategia integral” para luchar contra la violencia y la inseguridad en el país, tiene previsto visitar este martes Buffalo, la segunda ciudad más poblada del estado de Nueva York, en la frontera con Canadá, donde el joven de 18 años Payton S. Gendron perpetró una de las peores matanzas racistas de los últimos años.
Detenido tras amenazar con suicidarse, el joven había evocado la “posibilidad de ir a otro gran comercio” y proseguir su locura asesina, declaró este lunes 16 de mayo a la CNN el comisario de la policía local Joseph A. Gramaglia.
En total, 10 personas -de entre 32 y 86 años- murieron y otras tres resultaron heridas en un supermercado de un barrio de mayoría afroamericano, que se suman a otra persona muerta y otras cuatro gravemente heridas en otro tiroteo en una iglesia al sureste de Los Ángeles.
Acusado por la fiscalía de “muerte con premeditación”, Gendron se declaró inocente en una comparecencia ante la justicia este fin de semana.
La adhesión a las teorías supremacistas blancas, conocida como “Gran remplazo”, que denuncian una conspiración para sustituir a los estadounidenses blancos por inmigrantes y afroamericanos, estaría detrás de este acto que nadie vio venir pese a que el joven le dijo a un profesor hace menos de un año que sus planes para el futuro eran matar y suicidarse.


