Centenares de estudiantes se concentraron este martes ante las puertas del Tribunal Supremo de Estados Unidos para que avale el plan del presidente, Joe Biden, para perdonar parte de la deuda estudiantil.
Los nueve magistrados del alto tribunal, de mayoría conservadora, comenzaron a escuchar los argumentos orales en el caso que estudia la legalidad del plan de Biden, que fue recurrido por los republicanos.
El Supremo debe determinar si la Secretaría de Educación de Estados Unidos tiene autoridad para conceder la condonación parcial de préstamos federales para estudiantes.
Mientras los jueces escuchaban los argumentos, centenares de estudiantes se concentraron a sus puertas para que avale un plan que beneficiaría a 40.000 personas, con una condonación total de unos 40.000 millones de dólares.
Entre ellos estaba Jesús García, de 32 años, que viajó desde Los Ángeles y acampó durante la noche junto a otros manifestantes para hacerse con un sitio en la sala de la máxima instancia judicial estadounidense.
García acumula una deuda de 150.000 dólares por su grado en Políticas Públicas y cree que no va a poder terminar de pagarla en toda su vida.
“Este año traté de ganar un préstamo para comprar mi primera casa, nada más un cuarto y un baño, y no pude porque tengo la deuda estudiantil”, aseguró a EFE García, que también contó que le es imposible casarse debido al mismo motivo.
Fatima Russell, de 19 años, justo ha empezado su primer año en la Universidad Howard, en Washington, y por el momento su deuda es de 10.000 dólares que se irán incrementando cada curso.
Russell es una universitaria de primera generación -sus padres no pudieron ir a la facultad- y considera que como mujer negra lo tiene especialmente difícil, ya que es el colectivo que reúne la deuda estudiantil más alta.
“No ayudar ni querer hacer avanzar a las mujeres negras es otra manera de no hacer progresar los Estados Unidos en su conjunto”, reivindicó a EFE Russell, quien siente que tiene una responsabilidad ante sus hermanas y primas pequeñas, que la toman como ejemplo por ello.
Si finalmente su deuda estudiantil no es perdonada, Russell calcula que cuando tenga 50 años aún estará endeudada.
La cita para protestar fue organizada por más de veinte agrupaciones, como el Centro de la Crisis de Deuda Estudiantil. Su directora de divulgación, Sabrina Calazans, de 25 años, culpa a los republicanos que luchan contra la cancelación de esta deuda, ya que “es legal” y “no deberían mirar a políticas partidistas”.
Calazans, que incide en que aún vive en casa de sus padres, tiene una deuda de 30,000 dólares y el plan de Biden cancelaría 20,000 de ellos, algo que la estudiante señala que ayudaría a su futuro y al de su familia.
Demócratas como el congresista Maxwell Frost o el senador Bernie Sanders asistieron a la concentración para apoyar la causa que afecta al “futuro de Estados Unidos” y animarlos a “luchar por la justicia económica, racial, medioambiental y social”.
A finales de agosto, Biden anunció que iba a perdonar parte de la deuda que millones de universitarios contrajeron con la Administración federal para poder pagar sus estudios, en un guiño al voto joven antes de las elecciones de medio mandato del pasado 8 de noviembre.
El mandatario informó de la cancelación de hasta 20.000 dólares de deuda por estudiante, aunque la medida solo prevé beneficiar a quienes ganan menos de 125.000 dólares al año o a quienes, estando casados, suman ingresos por debajo de los 250.000 dólares anuales.