Un exjefe del ELN designado por el gobierno como gestor de paz ante esa guerrilla, pidió este miércoles a la organización armada prorrogar indefinidamente el alto al fuego que declaró por un mes ante la emergencia sanitaria por el nuevo coronavirus.
Liberado en la noche de la cárcel donde se encontraba recluido desde febrero, Francisco Galán se dirigió a los rebeldes guevaristas en un mensaje enviado a través de la Defensoría del Pueblo (Ombudsman).
"Le pido a mis excompañeros del ELN que no solamente hagan un cese al fuego por 30 días (…), creo que la gran contribución que puede hacer el ELN ahora es declarar un cese indefinido al fuego que favorezca que la humanidad nos recuperemos de este virus", declaró.
"Queremos que se evite que el virus coincida con fenómenos de violencia", agregó Galán.
Ante el avance de la pandemia en Colombia, que deja más de 900 contagios, incluidos 16 muertos, el Ejército de Liberación Nacional (ELN) -la última insurgencia armada del país- anunció la suspensión de actos de guerra entre el 1 y el 30 de abril y planteó al gobierno de Iván Duque negociar durante ese tiempo un cese bilateral de acciones.
Galán o Gerardo Bermúdez, su nombre de pila, actuó como negociador de paz del ELN en infructuosas tentativas de paz con los gobiernos de Álvaro Uribe (2002-10) y Juan Manuel Santos (2010-18).
Tras pasar 15 años en la cárcel, en 2008 anunció públicamente su renuncia a la guerra.
Sin embargo, en febrero fue detenido nuevamente por el secuestro de 64 personas el 17 de septiembre del 2000 y encerrado en una prisión en Bello, Antioquia (noroeste).
Duque gestionó su excarcelación para que, junto al también exguerrillero Felipe Torres, impulsen un eventual proceso de diálogo con el grupo guevarista.
El presidente rompió hace más de un año las conversaciones de paz que venía sosteniendo esa guerrilla con su antecesor, el Nobel de la Paz Juan Manuel Santos, a raíz de una ataque con carro bomba contra una academia policial que dejó 22 cadetes muertos, además del agresor.
El mandatario condicionó su regreso a la mesa de negociaciones a la liberación de los secuestrados y la suspensión de todas las “actividades criminales” por parte del ELN, a lo que siempre se ha rehusado el mando rebelde por considerarlas imposiciones unilaterales.