Las familias de George Floyd y de Daunte Wright, el joven afroamericano, quien murió baleado por la Policía este fin de semana, devastadas y unidas en el dolor y la rabia, pidieron este martes 13 de abril el fin de la violencia policial y el racismo en Estados Unidos.
En la ciudad de Minneapolis crece la tensión después de que Wright - de 20 años - fue abatido en un control de tránsito el fin de semana en Brooklyn Center, un suburbio de la ciudad, que asiste además al proceso contra el expolicía acusado por la muerte de George Floyd.
“El mundo está traumatizado de ver a otro afroestadounidense siendo asesinado”, dijo Philonise Floyd durante una conferencia de prensa en la que ambas familias compartieron el dolor de enfrentarse a lo “impensable”.
La Policía catalogó la muerte de Wright como “accidental” y explicó que se produjo cuando la agente Kim Potter procedía a utilizar una pistola inmovilizadora taser y se equivocó y disparó con su arma de fuego.
El abogado Jeff Storms refutó esta afirmación.
“Un accidente es derramar un vaso de leche, no es un accidente sacar un arma. No es un accidente apuntar a alguien con un arma, tampoco lo es ignorar el hecho de que lo que tienes en la mano no pesa lo mismo que una pistola taser”, dijo el letrado que acompañó a las familias.
La agente involucrada en la muerte renunció y el jefe de la policía local también, anunció este marte Mike Elliott, el alcalde de Brooklyn Center.
Para activistas como Toshira Garraway, la muerte de Wright es otro ejemplo de la brutalidad policial y la discriminación sistémica.
“Queremos que el mundo sepa que no son incidentes aislados, de hecho George Floyd y Daunte Wright son la cara de cientos de asesinatos aquí en el estado de Minnesota”, dijo a la multitud que acudió a escuchar a las familias.
Este nuevo drama exacerbó la tensión en las calles de Minneapolis en medio del proceso contra Derek Chauvin, el policía blanco acusado de matar a Floyd el pasado 25 de mayo, tras inmovilizarlo arrodillándose sobre su cuello durante su arresto por supuestamente haber pagado con un billete falso.
Este martes, este proceso histórico -que tiene en vilo al país y es transmitido en directo por muchas cadenas- entró en una nueva fase con la presentación de la defensa.
La tesis del abogado del expolicía, Eric Nelson, es que su cliente respetó las reglas de las fuerzas del orden y que en la muerte de Floyd influyó el fentanilo encontrado en su sangre y otros factores de salud.
Su objetivo es sembrar la duda, ya que en Estados Unidos los veredictos de los jurados deben ser unánimes.
Los expertos citados por la fiscalía refutaron la tesis de la defensa, por lo que ahora Nelson debe probarla. Para ello convocó a Scott Creighton, un agente en retiro que en 2019 arrestó a Floyd.
Después llamó al estrado a Michelle Moseng, una paramédico que atendió a Floyd en aquel momento debido a que había consumido drogas.
“Él me dijo que consumía opiáceos cada 20 minutos”, indicó Moseng.
Desde el inicio del proceso, la familia de Floyd denuncia una táctica para ensuciar su memoria. “El proceso es contra Derek Chauvin, no contra George Floyd”, dijeron.
Después de una noche de incidentes el domingo, las autoridades declararon toque de queda en toda el aérea de Minneapolis y Saint-Paul el lunes en la noche y desplegaron mil soldados de la Guardia Nacional.
Decenas de manifestantes desafiaron la orden y protestaron delante de la comisaría de Brooklyn Center levantando pancartas con mensajes como “Detengan a todos los policías asesinos y racistas”, “¿Yo soy el siguiente?” y “Sin justicia, no hay paz”.
Las fuerzas del orden utilizaron gas lacrimógeno para dispersarlos y cerca de 40 personas fueron detenidas. Los medios locales reportaron algunos actos de vandalismo.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, calificó el incidente como “trágico” y urgió a la calma mientras las autoridades conducen una investigación.