La jefa del gobierno de Hong Kong, Carrie Lam, celebró el lunes el resultado de los comicios legislativos, mientras los países del G7 denunciaron la “erosión” de la democracia en el territorio, ya que solo pudieron participar candidatos leales a Pekín.
Apenas el 30% de los hongkoneses --1.3 millones de votantes de un total de 4.5 millones-- eligieron el domingo su Consejo Legislativo. Es la participación más baja en tres décadas.
Los comicios son los primeros que se celebran con las nuevas normas dictadas por China, que impone que todos los candidatos sean examinados para verificar su lealtad política y reduce drásticamente el número de escaños por sufragio universal.
Para la jefa de gobierno de la excolonia británica, los datos fueron más bien positivos.
“Hong Kong está de vuelta en el camino correcto de ‘un país, dos sistemas’”, declaró Lam a los periodistas, en referencia al modelo usado por China para dar cierta autonomía a la ciudad.
“No podemos simplemente copiar y pegar el llamado sistema democrático o las reglas de países occidentales”, agregó, tras argumentar que, con las nuevas reglas, elementos “anti-China” fueron excluidos y se restauró la calma política tras las masivas y a menudo violentas protestas prodemocracia de 2019.
En un comunicado conjunto, los ministros de Asuntos Exteriores de los países del G7 (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y el Reino Unido), expresaron su “profunda inquietud” antes la “erosión de elementos democráticos del sistema electoral”.
También reiteraron “enérgicamente” su llamamiento a China para que “respete los derechos y libertades fundamentales en Hong Kong”, donde la oposición ha sido reprimida bajo una ley de seguridad de nacional impuesta por Pekín.
El jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, indicó que la votación fue “un nuevo paso para desmantelar el principio de +un país, dos sistemas+” y pidió también “un mayor grado de autonomía y respeto por los derechos humanos”.
Zhao Lijian, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores chino, justificó la baja participación por la situación sanitaria, “los elementos anti-China que buscan destruir Hong Kong y la injerencia de fuerzas externas”.
Lam tenía previsto viajar a Pekín el lunes para reunirse con los líderes chinos. Con una aprobación pública del 36%, la jefa ejecutiva no se pronunció sobre si optará a un segundo mandato en marzo.
Hong Kong nunca ha contado con una democracia plena, ni como colonia británica ni tras su devolución a China en 1997.
Pero la reforma electoral resta poder de influencia a sus ciudadanos y deja una asamblea local compuesta únicamente por figuras leales a Pekín.
Este año, para poder optar a un escaño, cada uno de los 153 candidatos tuvo que demostrar su “patriotismo” y lealtad política a China.
Además, solo 20 de los 90 escaños del Consejo Legislativo (el “LegCo”) son escogidos directamente.
La mayor parte de los puestos, 40, son seleccionados por un comité de 1,500 integrantes leales a Pekín. Los 30 restantes son elegidos por comités pro-China que representan a organizaciones empresariales y de otros sectores.
Por ello, el índice de participación, un reflejo del apoyo de los hongkoneses al nuevo sistema electoral, era especialmente esperado.
En la última elección al consejo legislativo de 2016 participó un 58% del censo. Y en las elecciones a los consejos de distrito de 2019, en las que los candidatos prodemocracia arrasaron, votó un 71%.
Apenas una docena de candidatos que no eran prosistema consiguieron presentarse, pero ninguno obtuvo representación. De tal forma, el consejo legislativo queda compuesto por leales al gobierno.
“La tensión entre las autoridades y la población persistirá todavía mucho tiempo, ya que los legisladores no son mediadores porque deben someterse a la línea de Pekín”, dijo a la AFP Chung Kim-wah del Instituto de Investigación sobre la Opinión Pública de Hong Kong.
Los analistas advierten que el nuevo sistema puede desconectar todavía más al gobierno de los electores, en una ciudad que antes se jactaba de la diversidad de su escenario electoral.
Decenas de figuras opositoras, incluyendo algunos que ganaron escaños legislativos en elecciones previas, han sido encarceladas, descalificadas o han huido al exterior.
Y durante la campaña, se prohibió también fomentar el voto en blanco o el voto nulo (aunque no su práctica) para boicotear la elección, con un total de diez personas detenidas por ello.