El exbanquero conservador Guillermo Lasso se proclamó presidente electo de Ecuador tras su inminente triunfo en el balotaje de este domingo sobre el izquierdista Andrés Arauz, quien concedió su derrota antes de que concluya el 100% del escrutinio.
“El 24 de mayo próximo asumiremos con responsabilidad el desafío de cambiar los destinos de nuestra patria y lograr para todos el Ecuador de oportunidades y de prosperidad que todos anhelamos”, dijo Lasso antes sus partidarios en Guayaquil.
El dirigente de 65 años, quien aglutinó buena parte del anticorreísmo bajo las banderas de la derecha, obtenía el 52,51% de los apoyos con el 93.14% de la votación escrutada, según el Consejo Nacional Electoral.
Arauz, de 36 años y delfín del expresidente Rafael Correa, captaba el 47.49% de los respaldos. El voto nulo que promovieron los indígenas -factor desequilibrante en esta elección- se sitúa en un 16%, un avance notorio frente al 9.55% del primer turno.
Con la ventaja de cinco puntos porcentuales que le sacaba Lasso, el izquierdista reconoció públicamente la derrota y anunció que lo llamaría para “felicitarle por el triunfo electoral obtenido hoy y le demostraré nuestras convicciones democráticas”.
Lasso consiguió revertir el revés de la primera vuelta y convertirse en el próximo presidente de Ecuador en su tercer intento, tras las derrotas de 2013 y 2017.
Finalmente, el exbanquero se quedó con el duelo de generaciones y estilos que protagonizó con un rival 29 años menor para dirigir durante cuatro años un país en crisis por la pandemia.
Lasso tomará las riendas de este país de 17.4 millones de habitantes en reemplazo del impopular Lenín Moreno.
Acosado por las críticas ante la lenta vacunación contra el covid-19, el presidente también deja una economía dolarizada en números rojos: en 2020 el PIB retrocedió un 7.8% y la deuda pública total alcanzó el 63% del Producto Interno Bruto.
Apenas concluyó la votación, Arauz se había anticipado al escrutinio oficial y se proclamó ganador con base en un exit poll que le daba una supuesta ventaja de 1.6% sobre Lasso.
Ya con los resultados de la autoridad electoral, recogió sus palabras. “Este es un traspié electoral pero de ninguna manera es una derrota política y moral. Nuestro proyecto es de vida, de lucha”, manifestó en Quito.
Arauz no pudo votar en Ecuador porque está empadronado en México, donde cursaba un doctorado antes de postularse. En la capital acompañó a una simpatizante a emitir su apoyo.
Lasso en cambio sufragó en Guayaquil con un mensaje a los indecisos. “Los invito a darnos una oportunidad para servirlos (...), porque con humildad les digo: le entregaré mi vida al pueblo”.
Aunque lleva fuera de Ecuador los últimos cuatro años, Rafael Correa es el gran derrotado de esta contienda.
El exmandatario, que se instaló en Bélgica con su familia tras concluir su mandato (2007-2017), rompió con Moreno apenas éste se instaló en el poder, desatándose una feroz disputa que fraccionó a la izquierda entonces dominante.
Correa arrastra una condena de ocho de cárcel por corrupción que tacha de “persecución política”.
“Si gana Arauz, va a seguir el correísmo. Si gana Lasso, de pronto vamos a parar esto del correísmo, que es una terrible situación desde hace años”, expresó a la AFP tras sufragar Judith Viteri, de 41 años y vendedora en una farmacia.
Los indígenas, que quedaron a las puertas del balotaje con su candidato Yaku Pérez, un anticorreísta de izquierda que alegó un supuesto robo de elecciones, aparecían como una fuerza determinante este domingo.
El partido de Pérez, Pachakutik, no dio su apoyo a ninguno de los candidatos.
El futuro presidente no gozará de mayoría absoluta en el Congreso y tendrá que negociar con Pachakutik, pues el partido indígena quedó segundo en las legislativas celebradas en febrero por detrás de Unión por la Esperanza (Unes), el movimiento de Arauz. Creando Oportunidades (Creo), la fuerza de Lasso, tendrá una representación mínima.
Este domingo Pérez anuló su voto públicamente con la leyenda “Yaku presidente resistencia”, prometiendo una oposición de “resistencia” en caso de que el vencedor incumpla con sus promesas.
“Hay crisis económica, sanitaria y de gobernanza en este momento (...) Cualquiera que gane tiene un panorama completamente dividido, bien difuso”, apuntó Wendy Reyes, consultora política y catedrática de la Universidad de Washington.