Guinea-Bisáu tiene dos presidentes a raíz de las elecciones presidenciales de diciembre: uno elegido según el resultado anunciado por la comisión electoral y el otro investido el viernes por el partido en el poder antes de los comicios.
El jueves, Umaro Sissoco Embalo, de la oposición, se hizo investir presidente, con el visto bueno del presidente saliente, José Mario Vaz, y a pesar de la polémica en torno al resultado de las elecciones de diciembre en este país del oeste de África con un pasado político tumultuoso.
Embalo, exgeneral y antiguo primer ministro, fue quien ganó los comicios, según la comisión electoral nacional, con el 53.55% de los votos, frente al 46.45% de Domingos Simoes Pereira, presidente del Partido Africano para la Independencia de Guinea y Cabo Verde (PAIGC).
Pereira y el PAIGC consideran que las elecciones fueron fraudulentas, piden que se vuelvan a contar las papeletas y dejan la decisión final en manos del Tribunal Supremo.
Embalo, de 47 años, considera que no es el Tribunal Supremo el que debe tomar la decisión y sostiene que la comisión electoral ha confirmado los resultados varias veces.
El viernes Embalo despidió al primer ministro después de que se viera a soldados ocupar la oficina del jefe de gobierno.
"El primer ministro Aristides Gomes está relevado" de sus funciones, señala un decreto presidencial firmado por Embalo.
Acto seguido, los diputados leales al PAIGC decidieron "llenar este vacío" con el nombramiento de un "presidente interino".
Eligieron al presidente de la Asamblea Nacional, Cipriano Cassama, miembro del PAIGC, el partido que ha dominado la vida política de esta antigua colonia portuguesa desde su independencia en 1974.
El primer ministro destituido Aristides Gomes, reconocido por la comunidad internacional, calificó la investidura de Embalo de intento de "golpe de Estado".
Por la noche, los soldados ocuparon la mayoría de las instituciones del país, incluidas las oficinas del jefe de gobierno y los ministerios, constató el corresponsal de la AFP, sin que se sepa exactamente de qué lado está el ejército.
Actúa de esta manera para “garantizar la estabilidad y la paz, controlar las instituciones para evitar la posible alteración del orden público”, dijo a la AFP un oficial que pidió mantener el anonimato.