El juicio que sienta en el banquillo a la vicepresidenta argentina, Cristina Fernández, por presunta corrupción en sus períodos como mandataria (2007-2015), avanza en su etapa final con otro alegato de las defensas, en medio de la tensión tras el frustrado atentado sufrido por ella el 1 de septiembre.
La vista oral, que comenzó en mayo de 2019 y actualmente se desarrolla de forma virtual, se centró este lunes en la intervención del abogado de Julio de Vido, considerado el ministro más poderoso de los Gobiernos de Néstor Kirchner (2003-2007) y de su viuda, durante los cuales encabezó la cartera que englobaba las áreas de Obras Públicas, Vivienda y Energía.
“El tribunal va a tener la obligación procesal, ética y constitucional de absolver a Julio de Vido por los hechos, si se hubiera descrito alguno, por los cuales fue atraído al presente debate”, afirmó su abogado Maximiliano Rusconi ante los jueces del Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Buenos Aires.
‘Ni una sola prueba’, dice la defensa
En el caso, que tiene 13 imputados, se juzgan las presuntas irregularidades en la concesión de 51 obras públicas a firmas del empresario Lázaro Báez, estrecho colaborador de Kirchner, en la provincia Santa Cruz, feudo del kirchnerismo y de la que este fue gobernador entre 1991 y 2003.
La vicepresidenta, que acumula varios procesos por presunta corrupción, está acusada en este caso de asociación ilícita y administración fraudulenta de recursos públicos, al haber supuestamente favorecido la concesión de obras a Báez, quien a la par es sospechoso, en otras causas, de haber pagado sobornos a los Kirchner por medio de diversas maniobras empresariales.
Desde el primer momento, Cristina Fernández ha negado haber cometido delitos y sostiene que es víctima de una persecución política y judicial.
“Hemos perdido toda fe en el Estado de derecho. La sensación que nos embarga es que no tenemos ninguna expectativa, lamentablemente, en que el tribunal juzgue [...] desde un lugar de objetividad, imparcialidad y seriedad”; son “casi mínimas”, dijo el abogado de De Vido.
Tensión política
La etapa de alegatos de las defensas comenzó hace una semana y se desarrolla en medio del impacto que generó el atentado contra la exjefa de Estado, y por el que dos personas están imputadas.
El ataque tuvo lugar en los alrededores de su casa durante una de las manifestaciones que sus seguidores llevan adelante desde que el pasado 22 de agosto el fiscal de la causa, Diego Luciani, solicitó 12 años de prisión para ella y su inhabilitación política.
Para De Vido, que es investigado en otras causas y ya estuvo en prisión preventiva desde finales de 2017 a principios de 2020, Luciani pidió 10 años de cárcel.
Mientras la audiencia se desarrollaba, el presidente argentino, Alberto Fernández, aseguró en una entrevista con la televisión española Telecinco, que los que atentaron contra la vicepresidenta Fernández también querían atentar contra él.
Los inculpados, en sus conversaciones interceptadas “decían que el próximo soy yo”, declaró Fernández.
El presidente argentino, que describió la imagen del intento de magnicidio de la vicepresidenta como “muy dura”, recordó que en Argentina después de la dictadura “no ha habido crímenes de naturaleza política”.
Afirmó no tener miedo, pero sí dijo que “hay que estar atentos”. “Algo no estamos haciendo lo suficientemente bien como para que en la cabeza de una persona penetre una idea tan horrible como la de matar a otro por lo que piensa o representa”, afirmó Fernández.
Y a propósito del ataque, la vicepresidenta volvió a las redes ayer lunes por primera vez después del atentado. Publicó en Twitter la portada de Clarín y resaltó en rojo el título del editorial: “La bala que no salió y el fallo que sí saldrá”, en alusión al ataque del que salió ilesa y el juicio que está en curso.