El presidente estadounidense, Joe Biden, y su nuevo homólogo surcoreano, Yoon Suk-yeol, se reúnen el sábado en Seúl en medio de temores por una posible prueba nuclear de Corea del Norte, que enfrenta al mismo tiempo un fuerte brote de covid.
El primer viaje de Biden a Asia como presidente se ve ensombrecido por el “ruido de sables” de Piongyang, como lo definió un responsable del gobierno estadounidense, que advierte sobre un potencial ensayo de sus misiles con capacidad nuclear o incluso una explosión atómica.
“Desde nuestro punto de vista, estamos preparados”, dijo este responsable a la prensa que viajaba con Biden, bajo condición de anonimato.
En Washington, el portavoz de la secretaría de Estado dijo que veían un riesgo real de una “provocación”.
“Estamos preocupados de que la RPDC intente emprender otra provocación durante la visita del presidente al noreste de Asia o en los días siguientes”, dijo Ned Price, usando el acrónimo oficial de Corea del Norte.
Los servicios de inteligencia surcoreanos advirtieron que su vecino del norte había completado sus preparaciones para una prueba nuclear y esperaba el momento idóneo para llevarla a cabo.
El presidente demócrata empezó la jornada con una visita a un cementerio donde descansan soldados fallecidos durante la Guerra de Corea (1950-1953) y después se entrevistará y realizará una rueda de prensa con Yoon, antes de celebrar una comida de Estado.
El domingo, Biden viaja a reunirse con otro aliado crucial para Estados Unidos en la región, Japón.
El responsable estadounidense dijo que además de las tensiones con Piongyang y las sanciones a Rusia por la invasión de Ucrania, el objetivo del presidente era establecer “una fuerte relación personal” con Yoon, investido hace menos de dos semanas.
Tanto Japón como Corea del Sur son considerados actores claves en la estrategia estadounidense de frenar la influencia china y mantener lo que Washington define como “un Indopacífico libre y abierto”.
Los dos líderes “destacarán cuánto tienen en común, cuán similares son nuestros puntos de vista en un amplio espectro de temas, cuán cercanos son los dos países y lo mucho que esperamos serlo aún más”, indicó este fuente.
El viaje de Biden empezó el viernes por la noche con una visita a una gran fábrica de semiconductores de Samsung acompañado por Yoon. La relación “tuvo un muy buen comienzo”, dijo la fuente estadounidense.
En sus primeras declaraciones tras aterrizar, Biden dijo que la alianza entre ambos países era “un eje de paz, estabilidad y prosperidad” y alabó la importancia de Samsung en el mercado de semiconductores, componente vital de casi cualquier producto tecnológico.
Corea del Sur y Estados Unidos deben trabajar para “mantener nuestra cadena de suministro resiliente, fiable y segura”, dijo Biden ante la escasez internacional de estas piezas.
Los problemas en la cadena de suministro suponen un desafío doméstico para Biden, ante el incremento de precios que puede restar apoyos a su Partido Demócrata en las elecciones de medio mandato de noviembre.
En su visita, Biden destacó la importancia de la apertura de una fábrica de semiconductores de Samsung en Texas en 2024.
En la misma jornada, el gobernador del estado de Georgia anunció que el gigante del automóvil surcoreano construirá una planta por 5.500 millones de dólares para producir vehículos eléctricos y baterías.
Sumándose a la incertidumbre sobre lo que ocurre en la hermética Corea del Norte, el país se enfrenta a un enorme brote de covid-19 que puede poner en jaque su deficiente sistema sanitario.
No existe consenso sobre si esta situación puede retrasar el previsto ensayo nuclear o precipitarlo como maniobra de distracción.
“Somos muy sensibles ante el hecho de que parecen enfrentar una situación bastante seria. Y creo que se ve que estamos preparados para trabajar con otros en la comunidad internacional como sea necesario para aportar asistencia”, dijo la fuente estadounidense.
El exanalista de la CIA Soo Kim dijo a la AFP que una prueba nuclear de Pyongyang estrechará todavía más la colaboración entre Washington y Seúl.
La agenda de Biden estará repleta también en Japón, donde se reunirá con el primer ministro Fumio Kishida y el emperador Naruhito.
El martes acudirá a una cumbre del grupo Quad formado por Australia, Estados Unidos, India y Japón como un contrapeso a la influencia de China en Asia-Pacífico.