Los votantes haitianos acudían el domingo a votar en unas elecciones a la presidencia aplazadas varias veces, con las que las autoridades esperan llevar a terreno más firme la endeble democracia haitiana.
A los aproximadamente 6 millones de votantes registrados no les faltan opciones, hay 27 candidatos en liza.
Los dos más votados se enfrentarán el 29 de enero en segunda vuelta a menos que un candidato logre de alguna manera una mayoría de los votos en primera ronda. No se esperan resultados hasta ocho días más tarde, aunque el director del consejo electoral, Uder Antoine, ha dicho que podría tomar más tiempo.
La votación también completará el Parlamento, ya que los votantes escogerán a un tercio del Senado y a los 25 miembros que faltan de la Cámara de Diputados.
Los resultados de las elecciones del año pasado se vieron disputados y anulados después de que una comisión especial dijera haber encontrado lo que parecía un volumen significativo de fraude y mala conducta profesional.
La mayoría de los haitianos no suele votar, debido en parte al desencanto por la ineficacia crónica y las promesas rotas de sus funcionarios electos, pero algunos haitianos dijeron estar decididos a votar, con la esperanza de que sus nuevos líderes puedan aliviar la pobreza crónica e inestabilidad política del país.
"Nada me impedirá votar. Todos tenemos que alzarnos y ayudar a resolver los problemas de Haití", dijo Mickenson Berger, que corta el pelo en una esquina de Puerto Príncipe desde que el devastador terremoto de 2010 destruyó su barbería.
Haití lleva más de un año bajo un gobierno provisional, y el nuevo presidente enfrentará una serie de desafíos inmediatos y de largo plazo. Ante la depreciación de la moneda, el gourde, el coste de la vida ha subido de forma drástica.
Haití está profundamente endeudada y las arcas públicas están esquilmadas. La zona suroeste del país está en ruinas por el paso del huracán Matthew el mes pasado, y algunas áreas del norte han sufrido inundaciones recientes.
Haití es el país más pobre del hemisferio y uno de los más desiguales del mundo. "Las instituciones públicas siguen siendo débiles y la pobreza extrema sigue siendo la realidad diaria de la mayoría de sus ciudadanos. La degradación medioambiental ha dejado a la población y a la infraestructura productiva del país muy vulnerable", afirmó Robert Maguire, experto en Haití y profesor de asuntos internacionales en la Universidad George Washington.
El reformado consejo electoral provisional (CEP) ha recibido elogios por organizar las elecciones del domingo con unos 25 millones de dólares del gobierno. La institución sustituye a un consejo marcado por las discordias internas y las acusaciones generalizadas de fraude.
"Por ahora, este CEP ha hecho un buen trabajo. Su credibilidad es muy alta", dijo Rosny Desroches, del grupo haitiano Observatorio Ciudadano para Institucionalizar la Democracia, que tendrá mil 500 observadores supervisando los comicios.
Habrá delegaciones de la Organización de Estados Americanos y de la Comunidad del Caribe para observar la votación. La Unión Europea retiró frustrada sus observadores este año después de que las autoridades anularan los resultados de la votación de 2015.
Como siempre con las elecciones en Haití, la seguridad es una gran preocupación. La Policía Nacional Haitiana, reforzada con asistencia internacional, jugará un papel más importante en mantener la seguridad que en ciclos electorales previos.