Cuando se enteró de que el Consejo Nacional Electoral (CNE) había declarado a Nicolás Maduro supuesto ganador en la elección presidencial del pasado 28 de julio, Dorian Rondón lloró. “Seis años más de miseria. ¿Hasta cuándo?”, le oyó decir un familiar mientras se lamentaba.
Por eso, al día siguiente, se fue a una protesta postelectoral en Antímano, al oeste de Caracas, en donde los vecinos se habían congregado para reclamar el resultado comicial que consideraban fraudulento.
En horas de la noche, el joven de 22 años fue víctima de una persecución. Estuvo desaparecido durante horas. Sus familiares lo hallaron muerto la mañana del 30 de julio a un costado de una vía en Las Adjuntas, también al oeste de la capital venezolana.
Parientes de Rondón contaron que, en horas de la tarde, acudió a la manifestación que fue reprimida por funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana. Luego, se fue a la casa de su abuela, en Macarao, para buscar ropa e irse a donde su mamá, que vivía en la comunidad de El Guanábano, en la carretera vieja de Los Teques. Emprendió camino junto a su hermano menor y varios de sus amigos que también protestaron. Todos iban en moto.
Cuando los jóvenes pasaron por la redoma de Las Adjuntas, alrededor de las 10:00 pm, escucharon unos disparos. No alcanzaron a ver de dónde venían, pero los perseguían abordo de motos. Iban por ellos. Todos se dispersaron para escapar. Dorian desapareció. No llegó a la casa de su madre ni a la de ningún otro familiar.
Los parientes comenzaron a buscarlo en sedes policiales y hospitales, pero no lo encontraron. A través de Whatsapp, les llegó la fotografía de un cadáver hallado en Las Adjuntas. Tenía la misma ropa de Rondón, el bolso con su ropa y su dinero, y un disparo en el cuello. Todavía llevaba el casco de su moto, pero esta no estaba.
La familia y los amigos de Rondón sospechan que el asesinato está vinculado a la protesta postelectoral. Los jóvenes que lo acompañaban tuvieron que resguardarse porque desde la Dirección de Acciones Estratégicas y Tácticas (DAET) –perteneciente a la Policía Nacional Bolivariana y que reprimió varias manifestaciones en Antímano– comenzaron a publicar fotos de los muchachos, a quienes señalaban como “guarimberos” de un centro electoral en Macarao.
Con Dorian Rondón ya son siete las víctimas mortales de la represión postelectoral en el Distrito Capital. Todos fueron asesinados a tiros.
Otra de las víctimas confirmadas por Monitor de Víctimas es Gabriel Ramos, de 33 años, quien fue herido de bala en la cabeza el 29 de julio en la redoma de San Jacinto de Maracay durante una protesta frente a la 42 Brigada de Paracaidistas del Ejército. A través del reporte de periodistas y medios de la región, se confirmó que desde la sede militar dispararon hacia los manifestantes. Solo en ese hecho hubo seis muertos.
Con los asesinatos de Rondón y Ramos ya son 22 los muertos en medios de las manifestaciones postelectorales que se han registrado desde la noche del 28 de julio.
Los militares son los responsables de la mayor cantidad de muertes: ocho casos que representan 36% del total. Seis de estos homicidios se atribuyen al Ejército por los sucesos de Maracay, mientras que otras dos muertes a la Guardia Nacional Bolivariana.
Los colectivos son los presuntos responsables de seis asesinatos en medio de la represión postelectoral y los cuerpos policiales de dos. En uno de los casos actuaron policías y colectivos juntos. Todavía falta por determinar el victimario en cinco de las muertes.
Aunque no fue incluido dentro de la lista, Monitor de Víctimas está por confirmar el caso de una mujer que murió luego de las acciones de un cuerpo de seguridad del Estado venezolano.
(Este contenido es republicado en La Prensa gracias a la iniciativa #LaHoraDeVenezuela)