Soñaban con una victoria clara para su líder, pero los simpatizantes de Olaf Scholz seguían en ascuas este domingo por la noche, pese a que los sondeos a boca de urna de las legislativas en Alemania dieran al candidato socialdemócrata una leve ventaja.
El ambiente, que hasta última hora de la tarde era bastante festivo, se tensó repentinamente tras el anuncio de los primeros resultados.
“Estoy sorprendido, pensaba que el SPD [los socialdemócratas] sería más fuerte”, confió, decepcionado, el afiliado al SPD Christian Tänzler, de 59 años, que acudió a la velada electoral organizada por su partido en la casa “Willy Brandt”, así llamada en honor al primer canciller socialdemócrata alemán (1969-1974).
“Me esperaba un poco más. Estoy decepcionada”, comentó por su parte Suzanne Böltes, de 50 años. En las encuestas de antes de las elecciones, el SPD le sacaba una clara ventaja a los conservadores.
Pero para los militantes más jóvenes, que solo han conocido al SPD en sus horas más bajas, pues el partido ha estado en caída libre en los últimos años, los resultados eran un indicio del renacimiento de la formación.
“Después de 16 años, la socialdemocracia quizá vuelva a ser por primera vez la fuerza más poderosa de Alemania y eso es motivo para alegrarse”, consideró Sebastian Niestroj, de 26 años.
Cada nueva estimación confirmaba el avance del centro-izquierda y era recibida con aplausos.
Hacia las 21H00 (19H00 GMT), los sondeos atribuían al SPD entre el 24.9% y el 25.8% de los votos, y a la alianza conservadora formada por la Unión Cristiano-Demócrata y sus socios bávaros de la CSU, liderada por Armin Laschet, entre el 24.2% y el 24.7%.
Mientras, en la sede de los conservadores, en el centro de Berlín, planeaba la posibilidad de que la CDU tenga que abandonar el poder al cabo de 16 años.
“El resultado es muy malo para la CDU, inaceptable”, comentó enfadado Gereon Stieler, de 26 años.
Como Armin Laschet, este militante se negaba a reconocer la derrota: “la ambición de la CDU siempre es estar al frente de la cancillería”, recalcó.
Lo único que parecía satisfacerle era que la eventual coalición de socialdemócratas, ecologistas y la izquierda radical parecía descartada a causa del escaso resultado obtenido por Die Linke, al que los sondeos daban en torno al 5%.
“¡Esto habría sido una catástrofe para Alemania, con el retorno de los comunistas de la ex-Alemania del Este!”, apuntó el militante de derecha.
Otros, en cambio, preferían hacer autocrítica. El partido “quizá haya dado la impresión de que era demasiado arrogante y que debía obtener la cancillería automáticamente”, comentó en este sentido Alfons Thesing, de 84 años.
Regenerarse como oposición, por primera vez desde 2005, quizá “no sería algo malo” para el partido, apuntó el militante, que sin embargo seguía apostando por una posible alianza CDU/CSU con los liberales del FDP y los ecologistas.
“Yo no dudo que podamos gobernar con los Verdes. Tienen nuevas y buenas ideas. Pero ahora, deben hacer concesiones, como la CDU, para formar gobierno”, insistió.
Tanto los socialdemócratas como los conservadores encaraban una larga noche electoral, pues los resultados tardarían en llegar, a causa del escrutinio de los votos por correo, más numerosos que de costumbre.