El magnate de la carne Joesley Batista quedó detenido este lunes en Brasilia, donde la justicia decidirá si anula su confesión que derivó en una denuncia por corrupción contra el presidente Michel Temer y si las pruebas que aportó mantienen vigencia.
Batista arribó a la capital en un vuelo de la Policía Federal, vistiendo una camiseta blanca, jean y sin estar esposado, y fue llevado a una dependencia de esa fuerza, poco más de 24 horas después de que se entregara, anticipándose a su arresto, que ya había sido ordenado por un magistrado de la corte suprema.
La justicia sospecha que Batista y Ricardo Saud, un ejecutivo de JBS que también fue arrestado y trasferido a la capital, ocultaron información a las autoridades, lo que podría anular el pacto que les otorgó inmunidad.
Batista permanecerá detenido por cinco días, pero esa prisión temporal podría extenderse.
Su abogado Antonio Carlos de Almeida -conocido como "Kakay"- dijo a la AFP que esperaba que el empresario recupere su libertad esta semana.
"No vemos razones para que no sea liberado", señaló escuetamente.
Batista fue la pieza clave de la Fiscalía para denunciar a Temer y convertirlo en el primer presidente en funciones de la historia de Brasil en ser acusado de un delito común.
Acuciado por sus propias ilegalidades, el empresario grabó clandestinamente una conversación con Temer sobre la supuesta compra del silencio de un diputado preso y sobornos a funcionarios y luego la entregó a las autoridades.
Ahora, ese acuerdo de delación premiada fue suspendido.
Si bien la Cámara de Diputados bloqueó en agosto la acusación contra Temer, los opositores esperan que el fiscal general Rodrigo Janot use ese mismo audio como evidencia para otra denuncia contra el mandatario, ahora por obstrucción a la justicia.
La defensa de Temer indicó que pediría la anulación lisa y llana de las pruebas aportadas por Batista, que podrían servir para retomar el caso cuando Temer deje de ser presidente a inicios de 2019 y pierda sus fueros.