El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, tendrá a partir de mayo el control del Congreso, con 61 de 84 escaños obtenidos por sus aliados tras el escrutinio final de los comicios parlamentarios, en un duro revés a los partidos tradicionales.
Nuevas Ideas (NI), una agrupación conservadora que Bukele impulsó, obtuvo 56 legisladores, mientras que el partido GANA, que llevó a Bukele a la presidencia en 2019, obtuvo 5 asientos, de acuerdo con los resultados finales divulgados el viernes por el Tribunal Supremo Electoral (TSE).
Tras los comicios, que se realizaron el 28 de febrero, quedaron diezmados la opositora derechista Arena, con 14 escaños, y la exguerrilla izquierdista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, que tendrá 4.
Ambos partidos se habían alternado el poder en el país desde el fin de la guerra civil (1980-1992). Es la primera vez en casi tres décadas que un presidente tiene una amplia mayoría en el Parlamento.
Los cinco escaños restantes quedarán en manos de otros pequeños partidos.
La presidenta del Tribunal Supremo Electoral, Dora Esmeralda Martínez, destacó en cadena nacional que la “tecnología” utilizada por la institución para el procesamiento de los resultados hizo que la elección fuera “justa y transparente”.
Según el reglamento de la Asamblea Legislativa, los aliados del presidente tendrán “mayoría calificada”. Y, además de las funciones habituales de aprobar leyes, podrán ratificar préstamos, elegir magistrados supremos, al fiscal general y procuradores.
Los actuales diputados dejarán sus puestos cuando asuma la nueva legislatura el 1 de mayo próximo, para un período de tres años.
Los conteos oficiales preliminares de los comicios ya señalaban un amplio triunfo de Bukele, un “millennial” de 39 años activo en las redes sociales, crítico de los partidos tradicionales y catalogado de autoritario por sus adversarios.
Según analistas, Bukele supo capitalizar el descontento popular frente a los partidos políticos. Además, lideró un programa de asistencia en medio de la pandemia de la Covid-19 y enarboló la bandera de la lucha contra las pandillas, importante flagelo del país.
Ha tenido como aliado a las Fuerzas Armadas, tanto para llevar alimentos a familias afectadas por la pandemia, como para que le escolten al Parlamento, controlado entonces por la oposición, y pedir que se apruebe un préstamo para un plan de seguridad de su gobierno.
“Nuestros adversarios desconocen la fuente de nuestras victorias. Me atacan a mí, a la campaña, al gobierno, al partido, a los candidatos... Si supieran que ninguno de nosotros es la razón. La tienen frente a ellos, pero no pueden ver”, escribió Bukele el viernes en Twitter.
Esta semana la Fiscalía abrió una investigación que incluyó un allanamiento a las oficinas del Congreso, ante la presunta existencia de cientos de “plazas fantasmas”, denunciadas por un sindicato de empleados del Legislativo.
El fiscal general, Raúl Melara, prometió que se va a “procesar a quien haya cometido delito”. La mayoría de jefes de grupos parlamentarios se han desmarcado de esa situación y han pedido a la Fiscalía continuar las investigaciones.
Para el sociólogo de la estatal Universidad de El Salvador, René Martínez, los nuevos diputados deben poner fin a todas las “prebendas obscenas” de las que gozan como autos, viáticos de representación, pago de teléfonos celulares y seguros médicos pues cuentan “con buen salario”.
En estos comicios también se eligieron a alcaldes, en un proceso donde Bukele también arrasó. Sus aliados se quedaron con 179 de las 262 alcaldías del país, incluyendo la de la capital San Salvador, en donde el exministro de Gobernación de Bukele, Mario Duran, ganó la comuna.