Ciudad Juárez, una de las principales ciudades mexicanas fronterizas con Estados Unidos, se vio sacudida el jueves por una ola de violencia que dejó 11 muertos, incluidos un locutor de radio y un menor, así como comercios incendiados, informaron el viernes las autoridades.
Un enfrentamiento entre dos bandas enemigas en una cárcel de la ciudad, en el que murieron dos presos, desencadenó de inmediato una serie de ataques indiscriminados que dejaron nueve fallecidos y sembraron el pánico.
“Se agredió a la población civil inocente como una especie de represalia. No fue solo el enfrentamiento entre dos grupos, sino que llegó el momento en que empezaron a disparar a civiles, a gente inocente”, aseguró el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, en su conferencia matutina.
Unos 600 militares fueron enviados a la urbe para reforzar la seguridad, de los cuales 300 arribaban este mismo viernes, según una fuente del Ejército.
Los patrullajes, en tanto, se intensificaron y decenas de locales permanecían cerrados ante el temor de nuevos ataques, constató una colaboradora de la AFP.
El gobierno atribuyó los atentados a una banda conocida como “Los Mexicles”, cuyos integrantes arremetieron contra un grupo autodenominado “Los Chapos” en una prisión local.
En los hechos murieron dos internos y 20 más resultaron heridos, dijo el subsecretario de Seguridad, Ricardo Mejía, en la conferencia presidencial.
Según medios locales, ambas pandillas están ligadas al cártel de Sinaloa, del otrora capo Joaquín “Chapo” Guzmán, quien purga una condena a cadena perpetua en Estados Unidos.
Tras el choque en la prisión fueron asesinadas dos mujeres en un ataque contra una tienda de artículos comestibles, adonde este viernes acudieron espontáneos a orar y depositar veladoras. Este y otros dos locales fueron incendiados.
Otras tres personas murieron en hechos separados, entre ellas un menor de edad que fue baleado en un automercado, según el fiscal del estado de Chihuahua, Roberto Fierro.
Imágenes de un circuito cerrado de televisión muestran el momento en que un sicario irrumpe en una tienda y dispara a quemarropa contra el dependiente.
Por la noche pistoleros asesinaron a cuatro personas más en plena calle, entre ellas el locutor Alan González, de la radiodifusora local Mega Radio, quien realizaba una transmisión en vivo. Las otras víctimas también trabajaban para la emisora, indicó Mejía.
El equipo radial realizaba actividades promocionales frente a una pizzería, según testigos. El caso es investigado por un mecanismo oficial de protección de periodistas.
Al menos otros 13 comunicadores han sido asesinados en México en lo que va de este año, según balances de organizaciones defensoras de la libertad de prensa. Se indaga si los crímenes están relacionados con su oficio.
Ante el clima de temor fue aplazado el partido entre el FC Juárez y Pachuca, por el torneo de fútbol profesional mexicano, que debía jugarse el sábado.
Mejía anunció la captura de seis personas acusadas de participar en los ataques.
En tanto, la policía local reportó cuatro capturas más, luego de que la gobernadora del estado de Chihuahua, Maru Campos, informara sobre el despliegue de fuerzas federales y estatales en esta ciudad de 1.5 millones de habitantes para restablecer el orden.
El viernes, medios locales reportaron también vehículos de transporte público incendiados en las ciudades de Tijuana, Ensenada y Mexicali en el norteño estado de Baja California.
La gobernadora Marina del Pilar Ávila reconoció “hechos violentos” aunque no los detalló. “Condeno los hechos violentos que se presentaron esta tarde en nuestro estado. Ya hay detenidos responsables de los hechos acontecidos”, dijo la funcionaria en Twitter.
Los ataques en Ciudad Juárez y Baja California ocurrieron después de una escalada violenta en los estados de Jalisco (oeste) y Guanajuato (centro), atribuida por el gobierno al Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), uno de los más poderosos del país.
Esos hechos dejaron un presunto delincuente muerto, 16 detenidos, así como 25 comercios y varios vehículos quemados.
Algunos de los ataques ocurrieron en la periferia de Guadalajara, capital de Jalisco y tercera ciudad más poblada de México.
La violencia se desató luego de que militares irrumpieron en una reunión entre presuntos capos del CJNG, según López Obrador, a quien la oposición atribuye una actitud pasiva frente a los narcos.
Tras la escalada del jueves, varios sectores de Ciudad Juárez quedaron desiertos, algunas universidades suspendieron las clases el viernes y el gremio empresarial de Chihuahua exigió al gobierno actuar con contundencia contra el crimen organizado.
Chihuahua es uno de los seis estados (de 32) que concentran el 50% de los homicidios que se comenten en México, con 929 casos hasta el pasado 20 de julio, según cifras oficiales.