El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, se “ríe” de las sanciones que ha impuesto Estados Unidos y la Unión Europea (UE) a su círculo más cercano, incluyendo a su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, por las violaciones a los derechos humanos, porque las mismas carecen de “estrategias”, valoró este jueves el economista y disidente sandinista Enrique Sáez.
“Ortega grita, gime cuando lo golpean, y después se ríe cuando puede evadir el impacto de las sanciones”, dijo Sáenz, un exdiputado nicaragüense, durante el foro “Las sanciones internacionales como medio para provocar cambios en regímenes autoritarios, ¿cómo hacer de está práctica más efectiva en el contexto de Nicaragua?”, convocado por el organismo de investigación Expediente Abierto y celebrado en San José, Costa Rica.
A juicio del economista, “si no se enmarca en una estrategia, Ortega siempre va a reír después”.
Según Sáenz, las sanciones contra el círculo del poder en Nicaragua pueden ser más efectivas si tuviesen una “estrategia”, la cual pasa por seguir “la ruta del dinero”.
“¿Cuál ha sido el problema?, que acciones aisladas, tienen impactos aislados. Es evidente que estas sanciones no han tenido una estrategia por detrás, no han seguido la ruta del dinero”, señaló.
Se golpea, pero no se remata
Ilustró el caso de las sanciones con una pelea de boxeo, en la que “se le pega un gancho al hígado al contrincante, el contrincante se va contra las cuerdas y en lugar de seguirlo para rematarlo, te devuelves a tu esquina y lo dejas que respire”.
En ese sentido recordó que en abril de 2019 el Departamento de Tesoro de Estados Unidos sancionó al Banco Corporativo (Bancorp) -una entidad financiera comprada por el Estado nicaragüense a un monto de 22.7 millones de dólares-, por asistir, patrocinar y proporcionar apoyo financiero, material o tecnológico, o bienes o servicios, en apoyo a la esposa de Ortega, la vicepresidenta Rosario Murillo, quien fue sancionada por Washington en noviembre de 2018 y cuyos bienes e intereses en bienes están bloqueados en ese país.
“Las sanciones al Bancorp, el banco de la familia gobernante (de Nicaragua), fue un tiro al codillo: 2.730 millones de dólares tenía Ortega en el Bancorp (...). Se golpea al Bancorp. Ortega se ve obligado a cerrarlo, pero nada más. ¿Dónde colocó Ortega ese capital?. Lo pusiste contra las cuerdas y no lo seguiste”, observó.
Igual ocurrió con la estatal Distribuidora Nacional de Petróleo (DNP), también sancionada. “Otra vez dio en el blanco la sanción. Ortega corrió y en la Asamblea Nacional (Parlamento) aprobaron cuatro leyes, crearon cuatro empresas estatales para segmentar el negocio de los combustibles” y evadieron las sanciones, indicó.
“¿Se siguió la ruta del dinero?, no”, respondió el mismo Sáenz, para quien la “estrategia de seguir la lógica de la ruta del dinero” es la clave para que las sanciones tengan impacto.
¿Han servido las sanciones?
Por otro lado, el economista se preguntó si han servido las sanciones que se han impuesto hasta ahora contra los allegados de Ortega por violación a los derechos humanos y socavar la democracia.
“Si uno piensa que las sanciones que se han impuesto tenían como propósito botar a Ortega, entiendo la decepción, porque estas sanciones ni tenían como objetivo botar a Ortega, ni por su contenido podían botar a Ortega. Entonces si alguien pensó y evalúa el impacto de las sanciones desde las perspectivas de que Ortega está allí o no está, tiene razón de estar decepcionado, pero las sanciones no eran para eso”, explicó.
Según los panelistas en el foro, las sanciones son un instrumento de presión que buscan equilibrar la correlación de fuerzas a fin de que Ortega acepte dialogar, negociar y ceder para crear las condiciones para un cambio de régimen.
En el foro también participó el nicaragüense Manuel Orozco, del Diálogo Interamericano, quien dijo que actualmente la correlación de fuerzas en Nicaragua es de 80 % a favor del “régimen” de Ortega y un 20 % de la oposición.
Además participaron la nicaragüense María Laura Alvarado, coordinadora de la comisión de relaciones internacionales del grupo opositor MonteVerde; Rafael Uzcátegui, sociólogo y editor independiente venezolano; y Vladimir Rouvinski, director del Centro de Estudios Interdisciplinarios Universidad ICESI Colombia.