A dos meses de las elecciones presidenciales en Venezuela, el único rival inscrito contra el presidente, Nicolás Maduro, es un evangelista televisivo poco conocido que en su día fue detenido por contrabando de combustible y tiene varias empresas.
Pese a las dudas sobre su pasado y a sus modestas posibilidades, el reverendo Javier Bertucci afirma ser el único que habla en nombre de la inmensa mayoría de venezolanos desilusionados tanto con la oposición como con el impopular gobierno de Maduro.
"Soy el único que puede garantizar la gobernabilidad del país", dijo Bertucci en una entrevista.
"Tengo más de ocho años recorriendo el país. He visto las lágrimas de las madres (...) No veo otro liderazgo que pueda despertar el corazón de los venezolanos".
Sin embargo, algunos activistas contrarios al gobierno ven su improbable candidatura, que por ahora no tiene el respaldo de ningún partido, como una forma de dividir la oposición y de prestar una legitimidad inmerecida a la candidatura de Maduro a la reelección.
También muestra la creciente influencia política de las florecientes iglesias protestantes en América Latina, donde un cantante cristiano renacido es el favorito en los comicios presidenciales de Costa Rica y un obispo evangélico es alcalde de Río de Janeiro.
Tras varios días de reuniones a puerta cerrada, la oposición venezolana anunció el miércoles que boicoteará las elecciones anticipadas del 22 de abril a menos que el gobierno cumpla sus exigencias de llevar observadores internacionales y tomar otras medidas para calmar el temor a que se amañen las elecciones.
Aunque al menos un político importante estudia romper filas, la fecha límite para inscribir candidatos se acerca con rapidez y es probable la petición de Maduro el miércoles de adelantar las elecciones parlamentarias para que coincidan con las presidenciales reafirme a los que dicen que Venezuela ha derivado en una dictadura.
Eso deja por el momento a Bertucci, que anunció su candidatura el domingo en televisión desde una gran iglesia en Valencia llena de feligreses que gritaban y lloraban.
Con su esposa, que también es pastor, Bertucci lidera la rama venezolana de la iglesia Maranatha, un movimiento pentecostal con sede en Panamá iniciado en 1974 y que afirma tener 500 iglesias en todo el mundo.
Aunque está lejos de ser una estrella, Bertucci tiene habilidad para moverse en medios sociales y un público fiel. Su programa de televisión se emite a diario en una de las televisoras más grandes del país.
También lidera una conocida organización benéfica, El Evangelio Cambia, que organiza comedores sociales improvisados y reparte juguetes en Navidad en barrios pobres especialmente golpeados por la peor crisis económica en la historia de Venezuela.
Sin embargo, este hombre de 48 años no tiene experiencia política y enfrenta una prohibición constitucional a que un miembro del clero presida Venezuela, algo que dice haber eludido al renunciar a sus afiliaciones religiosas.
Aun así, su condición de recién llegado a la política podría resultar atractiva. Los venezolanos están cada vez más hartos de su clase política, tanto la oposición como el gobierno, que llevan años acusándose mutuamente del caos en el país sin resolver penurias cotidianas de los votantes como desabastecimientos generalizados de comida y una inflación de cuatro dígitos.