El secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, viajará el lunes a Jerusalén, donde iniciará una gira de cinco días por Oriente Próximo, realizada tras la normalización de las relaciones entre Israel y Emiratos Árabes, que podría servir como modelo para otros países árabes.
Pompeo se reunirá con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, con quien hablará sobre las relaciones con Irán, los intercambios comerciales y la "profundización" de las relaciones entre Israel y el resto de Oriente Próximo, indicó el portavoz del secretario de Estado en Washington.
Tras el acuerdo de normalización entre Israel y Emiratos Árabes Unidos, anunciado de manera inesperada hace diez días, se multiplicaron las especulaciones sobre si otros países árabes podrían seguir el ejemplo, como Bahrein, Omán o incluso Sudán.
Después del Estado hebreo, el jefe de la diplomacia estadounidense viajará a Jartum para tratar la "transición" en Sudán, que el año pasado puso punto y final a tres décadas de gobierno de Omar el Beshir. También examinará un posible refuerzo de los vínculos entre las autoridades sudanesas y las israelíes.
Pompeo viajará luego a Bahréin y Emiratos, precisó su portavoz.
"Hay numerosos países que ofrecen posibilidades (para la paz). No quiero nombrar a ninguno en particular (...) pero esperamos avances muy, muy rápidos en las próximas semanas o meses", declaró el embajador israelí en Washington Ron Demer a la cadena Al Arabiya.
Tras su acuerdo, Israel y Emiratos esperan multiplicar los intercambios comerciales, especialmente del petróleo de Emiratos a cambio de los productos tecnológicos israelíes, y reforzar sus respectivos sectores turísticos con vuelos directos entre Tel Aviv y Dubai y Abu Dabi.
Netanyahu dijo que desea que estos vuelos pasen por el espacio aéreo saudita, aunque Riad descartó cualquier acuerdo con Israel antes de que se resuelva el conflicto entre palestinos e israelíes.
El plan de Donald Trump para Oriente Próximo, anunciado en enero, prevé la cooperación entre Israel y países árabes hostiles a Irán, el archienemigo de Israel, así como la anexión de zonas de Cisjordania por los israelíes.
Emiratos señalo que el acuerdo con el Estado hebreo supone "acabar con cualquier anexión suplementaria" de zonas de Cisjordania, el enclave palestino ocupado por Israel desde 1967, aunque Netanyahu dijo que la anexión simplemente se había "aplazado".
Tras el anuncio del acuerdo el 13 de agosto, los dirigentes palestinos denunciaron "una puñalada por la espalda", puesto que Emiratos normalizó sus relaciones con Israel sin que hubiera habido un acuerdo de paz entre los israelíes y los palestinos.
Otro asunto delicado es la posible venta de cazas estadounidenses a Emiratos. Este país dispone de unos 60 aviones de combate polivalente Mirage 2000, pero, según el New York Times, la administración Trump quiere "acelerar" la venta de estos F-35 de nueva generación a Emiratos.
Sin embargo, los dirigentes israelíes siempre se opusieron a la venta de estos aviones de guerra a otros países de Oriente Próximo, incluso a Jordania y Egipto con los que normalizó sus relaciones, ya que quiere preservar su superioridad militar y tecnológica en la región.