En medio de un desplome de su índice de aprobación y con pocos aliados en el Congreso, el presidente izquierdista de Perú, Pedro Castillo, enfrenta esta semana una votación para iniciar un proceso de vacancia presidencial en su contra.
Apenas cinco meses después de asumir el cargo, el martes, el Congreso unicameral decidirá si intenta destituir a Castillo en virtud de la cláusula de “incapacidad moral” de la Constitución, vagamente definida.
La moción inicial necesitaría 52 votos, o el apoyo de 40% del Parlamento de 130 miembros, para ser aprobada, lo que permitiría que prosiga el debate de vacancia presidencial. La semana pasada, el diario La República informó que contaba con el respaldo de 50 legisladores.
Destituir a presidentes en Perú es más fácil que en casi cualquier otro lugar del mundo. Castillo podría tener que retirarse si 87 legisladores, una mayoría de dos tercios, se opusieran a él en una votación de vacancia presidencial. El expresidente Martín Vizcarra fue acusado el año pasado en virtud de dicha cláusula y casi todos los presidentes peruanos electos desde 1985 han sido acusados, encarcelados o sometidos a investigaciones criminales.
“Los últimos acontecimientos sugieren que la situación podría pasar rápidamente del actual escenario de confrontación a uno de ruptura institucional que lleve a una salida prematura” de Castillo, dijeron los analistas de Barclays Alejandro Arreaza y Juan Prada en una nota de investigación de la semana pasada.
La inestabilidad política está socavando los avances derivados de la mejora de los términos de comercio y la confianza empresarial, según Barclays. El año pasado, Perú se vio afectado por uno de los brotes de covid-19 más letales y económicamente perjudiciales del mundo.
Si Castillo dejara el cargo, su compañera de fórmula, Dina Boluarte, sería la primera en la fila para sucederlo.
Sin una mayoría en el Congreso, la posición de Castillo nunca ha sido sólida desde que asumió el cargo en julio. Pero una serie de escándalos –uno que involucró a su jefe de gabinete, quien supuestamente escondió US$20.000 en un baño en el palacio presidencial– ha debilitado aún más su posición.
En un discurso a la nación entregado la semana pasada, Castillo dijo que estaba siendo atacado por una élite minoritaria por ser un agricultor y maestro de escuela que exigía cambios estructurales.