Colombia, con una población de 52 millones de habitantes, es sin duda uno de los destinos turísticos favoritos para los panameños. Desde las espectaculares vistas panorámicas de Medellín, pasando por los exuberantes paisajes de Cartagena, hasta la vibrante Bogotá, que combina una amplia oferta gastronómica con una animada vida nocturna, además de parques y museos emblemáticos.
Dentro de los 1,142 millones de kilómetros cuadrados de su extensión territorial, se encuentra un destino donde la naturaleza, los orígenes ancestrales y la cultura viva convergen para ofrecer una experiencia única a sus visitantes: el Macizo Colombiano.
Destino predilecto de los panameños
Colombia es uno de los principales destinos de los panameños. Las ciudades de Medellín, Bogotá y Cartagena son las más visitadas en las temporadas de vacaciones como carnavales, fiestas patrias, Semana Santa y en diciembre.
Esta ecorregión, reconocida por la Unesco como Reserva de la Biosfera, se extiende por los departamentos de Cauca, Huila, Putumayo y Nariño. Desde aquí nacen cinco de los ríos más importantes del país, que irrigan gran parte de su territorio: el Cauca, el Magdalena, el Patía, el Putumayo y el Caquetá.
La Prensa, junto a periodistas de Argentina, Brasil y España, recorrió esta región, considerada la estrella hídrica más importante de Colombia. Aquí les compartimos lo que descubrimos.

Neiva: una ciudad entre tradición y modernidad
El punto de partida de esta travesía fue Bogotá, la capital colombiana, a la que se llega en un vuelo de 1 hora y 50 minutos desde ciudad de Panamá.
La siguiente parada fue Neiva, capital del departamento de Huila, reconocida por sus festividades de San Juan y San Pedro, que se celebran a finales de junio.

Durante nuestra primera jornada en la ciudad, presenciamos una demostración del Sanjuanero Huilense, el baile más representativo de la región.

Autoridades locales explicaron que Neiva busca posicionarse como un destino clave para el turismo corporativo y agroindustrial, una visión respaldada por los lugareños, quienes valoran un turismo que promueva tanto sus riquezas naturales como su herencia cultural.
Huila es una de las principales zonas productoras de tilapia en Colombia. En nuestro recorrido por Neiva, observamos a los pescadores locales en plena faena, aprovechando al máximo cada parte del pez. Entre sus derivados destaca la gelatina de pescado, un producto muy demandado y al que se le atribuyen beneficios para la salud.
En el ámbito gastronómico, un imperdible es el asado huilense, un plato tradicional a base de carne de cerdo marinada con hierbas y especias locales, acompañado de arepas y plátanos maduros. Sus habitantes relatan con entusiasmo cómo este platillo suele reunir a las familias en largas jornadas de preparación. Para complementar la experiencia, nada mejor que una chicha de cholupa, una bebida elaborada con una fruta autóctona de Huila, distinguida con denominación de origen.

Un recorrido por el malecón del río Magdalena es una parada obligatoria. Allí se pueden apreciar diversas esculturas mitológicas como el duende, el mohán, el pollo malo y la madre monte. También es recomendable subir al mirador del Parque Isla del Mohán, desde donde se obtienen vistas panorámicas inigualables de Neiva y del río Magdalena.


Entre las obras más llamativas del recorrido destaca el Monumento a la Gaitana, compuesto por seis figuras en bronce sostenidas por una estructura de hierro. Esta escultura rinde homenaje a la Cacica Gaitana, un personaje histórico y legendario de la resistencia indígena durante la conquista española.

Para cerrar el día, un paseo en bote por el río Magdalena permite disfrutar de la majestuosidad de la principal arteria fluvial de Colombia. No en vano, Neiva es conocida como la Capital del Río Magdalena.
Fortalecillas: tradición gastronómica en el corazón del Huila
La siguiente parada de esta travesía fue el corregimiento de Fortalecillas, ubicado al norte de Neiva y famoso por su tradición culinaria.
Dividido en cinco veredas, Fortalecillas es célebre por la elaboración de los tradicionales bizcochos de achira y maíz. Durante nuestra visita, recorrimos las instalaciones de “Las Achiras de Mi Pueblo”, reconocidas por ofrecer las auténticas achiras del Huila. Su propietario, Roberto Hernández, nos recibió con una cálida sonrisa y nos guió a través del proceso de producción de este emblemático producto.
El bizcocho de achira se elabora a partir del almidón extraído de la planta Canna indica, utilizada desde tiempos prehispánicos en Perú y Colombia. La receta incluye mantequilla y yemas de huevo antes de hornearlo, logrando su característico sabor y textura crujiente.
Hernández nos contó que su negocio produce entre 7,000 y 10,000 unidades al día, distribuyéndolas tanto a nivel nacional como internacional. Además de la venta de bizcochos, su taller se ha convertido en un atractivo turístico, recibiendo entre cuatro y seis grupos de visitantes al mes, quienes buscan conocer más sobre esta tradición y degustar estos sabores únicos.

Un viaje al pasado en el Museo Paleontológico de Villavieja
En este recorrido no podía faltar una visita al Museo Paleontológico de Villavieja, ubicado en el parque principal de este municipio del Huila.

Este museo ofrece un viaje en el tiempo a través de tres salas dedicadas a los mamíferos, reptiles y su entorno, presentando una cronología detallada sobre la evolución de la región. A través de fósiles, cerámicas y pinturas, se puede explorar la fauna y flora que habitaron la zona hace miles de años.
Este espacio cultural es una parada recomendada antes de adentrarse en el Desierto de la Tatacoa, un paisaje de otro mundo que exploraremos en nuestra próxima entrega.