La iglesia católica anunció este domingo que unos 7 mil salvadoreños viajarán al Vaticano para participar el 14 de octubre en la ceremonia en que será canonizado monseñor Óscar Arnulfo Romero por el papa Francisco.
"Todo esta preparado para la canonización de monseñor Romero, la presencia de los salvadoreños será en torno a los 7 mil peregrinos", aseguró al finalizar la misa dominical en la catedral capitalina el arzobispo de San Salvador, José Luis Escobar.
Según el cardenal Gregorio Rosa Chávez, de los 7 mil peregrinos salvadoreños que acudirán al Vaticano, unos 5 mil viajarán desde El Salvador, y otros 2 mil viajarán desde otras naciones en donde residen.
"Tener a un santo es la más grande bendición del cielo, reconociéndole el mundo entero como un hombre santo", sostuvo Escobar. El arzobispo explicó que un día después de la canonización de Romero, que será el primer santo salvadoreño, "todos los peregrinos" salvadoreños serán recibidos en una audiencia por el papa Francisco en uno de los salones de la santa sede.
Entre los peregrinos figuran representantes de la familia de monseñor Romero, así como Cecilia Maribel Flores de Rivas, la salvadoreña beneficiada con un milagro por intercesión del asesinado arzobispo y que acudirá junto a su familia.
En San Salvador, la iglesia católica ha preparado una serie de actividades para celebrar la canonización. Este domingo, el arzobispo de San Salvador también aseguró que aprovechará su visita a Roma para "reiterar" la invitación al papa Francisco para que en enero próximo, en el marco de su viaje a la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) en Panamá, pueda hacer una escala en San Salvador y visitar la tumba de monseñor Romero.
"Nosotros quisiéramos que se diera la visita de su santidad, pero tengo que ser honesto con todos, por hoy no sabemos nada, no se nos ha confirmado nada, no hay nada oficial, pero vamos a insistir", remarcó Escobar.
Monseñor Romero, considerado como el salvadoreño más universal, fue asesinado por un francotirador de extrema derecha el 24 de marzo de 1980 cuando oficiaba misa en una capilla de un hospital para enfermos de cáncer en el sector noroeste de San Salvador.