Miles de personas volvieron a las calles de Colombia este miércoles 5 de mayo para protestar contra el gobierno del presidente, Iván Duque, en el octavo día de manifestaciones que dejan 24 muertos y cientos de heridos.
“Duele (...) la negligencia de un gobierno que está sordo, que prefiere enviar fuerza pública, en vez de ayudar [a la gente], prefieren ayudar a los bancos, a las grandes empresas”, dijo a la AFP el estudiante Héctor Cuinemi (19 años) en Bogotá.
Bajo la lupa de la comunidad internacional, que denunció excesos de la fuerza pública, estudiantes, sindicatos, indígenas y otros sectores salieron el miércoles a las calles de las principales ciudades con marchas festivas y en su mayoría pacíficas.
Tras una semana de movilizaciones el gobierno cedió al diálogo y aceptó reunirse con los sectores inconformes “la próxima semana”, según el consejero presidencial, Miguel Ceballos.
Miles de manifestantes protegidos con mascarillas llegaron en la tarde a la central Plaza de Bolívar, en Bogotá, aledaña a la sede presidencial. Un grupo intentó entrar al Congreso pero fue disuelto por la policía.
Lo que empezó como una manifestación pacífica el 28 de abril en rechazo a una reforma fiscal ya retirada se transformó en una de las mayores protestas contra el gobierno conservador desde que llegó al poder en 2018.
Los manifestantes reclaman, entre otras cosas, mejores condiciones en salud y educación, seguridad en las regiones y cese del abuso policial contra las manifestaciones.
“La policía nos está atacando (...), nosotros no somos vándalos”, dice Natalia (36), sin dar su apellido, que protestó con un grupo vestido de luto.
Las movilizaciones han sido en su mayoría pacíficas, pero en algunas ciudades se tornaron violentas. De acuerdo con cifras oficiales, hasta el martes, hay al menos 24 muertos (23 manifestantes y un policía), 18 de ellos por herida de bala, 800 lesionados y 89 desaparecidos. Onegés denuncian que la policía ha disparado contra manifestantes y que las víctimas fatales superan las 30 personas.
Las autoridades también registran nueve policías heridos de bala.
Miles de indígenas se sumaron en Cali (suroeste) a las protestas agitando sus bastones de mando y gritando “resistencia”.
Músicos y artistas acompañaron la multitudinaria marcha en Medellín (noroeste) que terminó en plantón.
La presión en las calles no cede, ante la vigilancia de la comunidad internacional que denunció ataques de policías contra civiles.
La ONU, La Unión Europea, Estados Unidos, Amnistía Internacional y Human Rights Watch llamaron a la calma y exigieron garantías al gobierno.
Según Reporteros sin Fronteras, hubo además 76 agresiones contra periodistas, diez de ellos lesionados por la fuerza pública.
Bogotá vivió una noche de tensión el martes. Una treintena de ciudadanos y 16 policías resultaron heridos tras los choques con uniformados que dejaron 25 puestos policiales afectados, según la alcaldía local.
La violencia estalló también en Cali el lunes, dejando cinco muertos y una treintena de lesionados.
Según la fiscalía, detrás de los desmanes están disidencias de las FARC que se apartaron del acuerdo de paz firmado en 2016, y el ELN, la última guerrilla reconocida en Colombia, y bandas narco.
“Hemos visto hechos donde se les ha disparado con arma de fuego” a los policías, “eso no es una protesta, una actitud de esa naturaleza es criminal”, dijo Duque en Blu Radio, a la vez que respaldó a la fuerza pública.