Colombia está a "semanas" de la firma definitiva de un acuerdo de paz entre el presidente Juan Manuel Santos y la guerrilla FARC, dijo este jueves en Washington el general retirado Óscar Naranjo, uno de los negociadores del gobierno.
Naranjo evitó dar una fecha precisa para la firma del acuerdo, que luce inminente luego que el 23 de junio las partes sellaron un cese al fuego sin precedentes, y dijo que aún hay puntos en discusión en la mesa de negociación.
El gobierno y las FAR deben todavía decidir sobre los mecanismos de reintegración a la vida civil de los guerrilleros, al igual que la implementación y legalización del pacto de paz, "dos puntos cruciales de la agenda", dijo Naranjo a periodistas.
Pero afirmó que el acuerdo final con las guerrillas comunistas llegará este año, luego de cuatro años de negociaciones en La Habana y más de medio siglo de conflicto armado.
"No quisiera arriesgar fechas, pero uno pudiera decir que esta contabilidad ya no es de años, tampoco de meses, serán semanas", apuntó. "La idea es que en todo caso no se acabe el año 2016 sin llegar a la conclusión del acuerdo", añadió.
En Washington, Naranjo, ex jefe de la Policía Nacional, se reunió con funcionarios de agencias de seguridad, con quienes discutió escenarios de lucha contra el crimen en el posconflicto.
"El espacio de las FARC no puede ser llenado por nadie", señaló.
Naranjo también discutió con funcionarios de la agencia aduanera y migratoria ICE sobre la búsqueda de presuntos activos escondidos de las FARC, así como con el enviado especial estadounidense para el conflicto, Bernie Aronson, y el jefe de la oficina antinarcóticos del Departamento de Estado, William Brownfield.
El viernes seguirá su agenda con una reunión en la agencia antinarcóticos DEA.
Durante 15 años Estados Unidos envió 10 mil millones de dólares en fondos para equipamiento militar y entrenamiento para combatir la guerrilla y el narcotráfico en Colombia.
En febrero, el presidente Barack Obama anunció un nuevo plan -"Paz Colombia"- de 450 millones de dólares para el posconflicto, que deberá ser aprobado por el Congreso estadounidense.
