En un Haití asolado por las pandillas, ir a la corte se ha vuelto tan peligroso que los abogados evitan hacerlo. En un tribunal inferior no se han celebrado audiencias ni juicios durante meses.
“En febrero tuvimos siete secuestros en nuestros rangos y un abogado recibió un disparo”, dijo a la AFP Marie Suzy Legros, presidenta del Colegio de Abogados de Puerto Príncipe.
Legros estuvo entre las decenas de abogados vestidos de toga que se manifestaron el viernes afuera de la casa del primer ministro, Ariel Henry, para protestar contra la delincuencia que los azota en un Haití en caos.
Cambiar de zona al Palacio de Justicia es una de sus principales demandas. Pocos abogados se atreven siquiera a ir a la corte situada cerca de un barrio marginal dominado por las pandillas más poderosas de Haití.
Durante años las pandillas se asentaron en las áreas más pobres de las barriadas, junto al mar en Puerto Príncipe. Pero con el tiempo crecieron en poderío y se expandieron a lo largo de la ciudad y el país, protagonizando cada vez más asesinatos y secuestros para pedir rescates.
Así que los abogados haitianos están exasperados y sienten frustración por un sistema legal que carece de los recursos para funcionar correctamente.
Corte atacada por pandillas
En respuesta al pedido de desplazar la corte, el gobierno anunció que creará una especie de corredor vigilado por fuerzas de seguridad para los abogados. Pero la idea nunca caló realmente.
“A veces los pandilleros entran en el juzgado para buscar a sus cómplices o hermanos, según como se les llame, para ayudarlos a escapar”, denunció Legros.
Con un sistema judicial tan paralizado, el hacinamiento en las cárceles de Haití, que ya está entre los más altos del mundo, empeora aún más.
El sistema de prisiones tiene espacio para 3 mil reos, pero alberga a más de 11 mil 200, 80% de los cuales simplemente están esperando a ser juzgados, algunos desde hace años, según funcionarios penitenciarios. Y las condiciones de vida son deplorables.

