El televangelista keniano Ezekiel Odero ha admitido ante la Policía que 15 de sus seguidores han muerto durante sus “intervenciones espirituales” en su centro religioso de Malindi, el mismo municipio donde las fuerzas de seguridad kenianas han hallado en los últimos días más de un centenar de fallecidos en los terrenos de otro líder cultista.
Odero se encuentra ahora mismo detenido en el marco de una gran operación contra las sectas cristianas a raíz del hallazgo de más de una veintena de fosas comunes en la finca del cultista Paul Mackenzie -detenido a mediados de este mes- quien pedía a sus seguidores ayunar hasta la muerte para “encontrar a Jesucristo”.
Ahora, el televangelista Odero ha admitido la muertes de sus seguidores durante el año que ha llevado abierto en Malindi su Centro de Oración e Iglesia para una Nueva Vida, si bien sus abogados han querido matizar que los fallecidos ya se encontraban “en estado crítico” cuando llegaron al centro religioso.
“Cuando esta gente muere, la Policía es informada de sus fallecimientos. No nos consta ningún caso de muertes en el que las fuerzas de seguridad no hayan sido informadas”, ha indicado su equipo legal en declaraciones recogidas por el diario The Nation.
A la Fiscalía keniana no le han satisfecho estos argumentos y vincula directamente a Odero con Mackenzie a raíz de negocios pasados que mantuvieron juntos, como una cadena de televisión que ambos costeaban a medias para comunicar “mensajes radicales a sus seguidores”.
Por ello, Odero está ahora bajo investigación por una amplia variedad de cargos: asesinato, secuestro, radicalización, genocidio, crímenes contra la Humanidad, crueldad infantil, fraude o lavado de dinero, entre otros.
El televangelista espera ahora el dictamen de un tribunal el próximo 2 de mayo para determinar si sigue detenido otros 30 días en las celdas de una comisaría de la ciudad de Mombasa.