Al menos un soldado del Ejército peruano falleció ahogado este domingo en la ciudad surandina de Ilave cuando ingresó, junto a sus compañeros, a un río para abandonar esa localidad, en medio de las protestas antigubernamentales en la región Puno, según informó un medio local.
Un grupo de soldados que estaba destacado en la ciudad de Ilave, en Puno, ingresó al río del mismo nombre para escapar de los pobladores que les exigieron abandonar la zona, tras las movilizaciones del sábado en otra ciudad de Puno que terminaron con una veintena de heridos, entre civiles, policías y militares.
Sin embargo, los uniformados sufrieron cuadros de hipotermia y estuvieron en peligro de ahogarse por la profundidad del caudal, según informó el periodista del diario La República en Puno, Liubomir Fernández.
El corresponsal afirmó que cuatro soldados fueron rescatados del río por los pobladores, dado que los militares también son originarios de esta región y los llevaron a centros de salud para ser atendidos.
Según la versión de uno de los soldados afectados, un superior les ordenó cruzar el río para abandonar Ilave la tarde de este domingo.
El sábado, unas 300 personas atacaron la comisaría de la vecina ciudad de Juli con piedras y objetos contundentes por varias horas, y finalmente el establecimiento policial fue incendiado con bombas tipo molotov, según informó un comunicado conjunto de los ministerios de Defensa y del Interior.
A raíz del ataque resultaron heridos 10 policías, que fueron evacuados en helicóptero, y también siete civiles que fueron atendidos en el hospital Rafael Ortiz Ravines.
En forma paralela, agregó el comunicado, otro grupo atacó la base militar de Juli, establecida temporalmente en un hotel, lo que provocó lesiones a diez efectivos del Ejército, que presentaron contusiones y cortes en cabeza y brazos.
Además, se produjo otro “condenable” ataque contra la sede del Poder Judicial y se quemaron vehículos de la comisaría, del personal de la Policía y de la patrulla militar.
La región de Puno, en la que se encuentran Juli e Ilave, mantiene los bloqueos de caminos y paros de actividades desde enero pasado en que sus pobladores salieron a las calles a exigir la renuncia de la presidenta Dina Boluarte y una dura represión provocó la muerte de 18 personas en la vecina ciudad de Juliaca.
Esta semana una delegación de sus pobladores llegó a Lima para insistir en la demanda de elecciones generales anticipadas, pero un grupo de mujeres con sus pequeños hijos cargados fueron reprimidas por la policía con gases lacrimógenos, lo que enervó a sus paisanos.
Desde diciembre pasado, cuando estallaron las protestas después del fallido golpe de Estado del expresidente Pedro Castillo (2021-2022), han muerto 70 personas a raíz de las manifestantes.