La gira europea que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, terminó ayer miércoles confirma que su futuro como líder en la escena internacional está inevitablemente ligado a Ucrania y al desenlace de la guerra que Rusia inició hace casi un año.
Biden dio comienzo a la gira con una visita a Kiev, que se mantuvo en secreto hasta que estuvo en curso, y con la que quiso dejar claro que Estados Unidos permanecerá al lado de Ucrania “el tiempo que sea necesario”.
Fue una visita de gran contenido simbólico en la que se le vio paseando con el presidente ucraniano Volodímir Zelenski, por el centro de Kiev, mientras sonaban las sirenas antiaéreas y en la que anunció $500 millones adicionales de ayuda militar a Ucrania.
En la segunda parte de la gira, Biden dio un emocionante discurso en el antiguo castillo real de Varsovia y se reunió con los líderes de los países del flanco este de la OTAN para asegurarles que, si Rusia les ataca, Estados Unidos acudirá en su defensa.
Con todo este viaje, pero especialmente con su visita a Kiev, Biden hizo una apuesta arriesgada y vinculó su “credibilidad” al desenlace de la guerra en Ucrania, dijo a EFE Michal Baranowski, del centro de estudios German Marshall Fund y especialista en el este de Europa.
“Como presidente de una superpotencia como Estados Unidos, Biden no puede ir a Kiev, decir que apoyará a Ucrania el tiempo que sea necesario y, luego, permitir que las fuerzas ucranianas pierdan la guerra ante Rusia. Su credibilidad sufriría un duro golpe”, argumentó Baranowski.
¿Una lucha de democracias y autocracias?
En todo caso, es importante entender que en el cálculo de Biden para ir a Kiev pesan otros factores, especialmente su visión del mundo como una lucha entre democracias y autocracias.
Según William Taylor, exembajador estadounidense en Ucrania y vicepresidente del programa de Rusia y Europa en el Instituto de Paz, Biden se ve a sí mismo como el líder de una coalición de democracias occidentales que tiene como misión luchar contra el autoritarismo.
Esa visión está influenciada por la propia identidad de Biden, quien nació en 1942 como el hijo de una época en la que Estados Unidos era el héroe de la Segunda Guerra Mundial y creció en la década de 1950, cuando Washington se adjudicó el papel de benevolente guía de Occidente ante la Unión Soviética.
Teniendo eso en cuenta, para el estadounidense no había otra opción que ir a Kiev y demostrar al presidente ruso, Vladímir Putin, que Estados Unidos, no dará un paso atrás en la defensa de los valores del orden liberal internacional, creado tras la Segunda Guerra Mundial con la idea de que los Estados deben seguir unas reglas para convivir de manera pacífica.
De hecho, los conceptos de soberanía, liberad e integridad territorial estuvieron presentes en casi todas las declaraciones públicas que hizo el mandatario durante la gira.
Por ejemplo, su discurso en el castillo de Varsovia terminó con esta contundente retórica: “Todo lo que hagamos a partir de ahora debe tener como objetivo que nuestros hijos y nuestros nietos puedan llegar a conocer la libertad. El enemigo de los tiranos, la esperanza de los valientes y la verdad de cada época, no es otra cosa que la libertad”.
“Como parte del flanco este de la OTAN, ustedes están en primera línea para nuestra defensa colectiva. Ustedes saben mejor que nadie lo que nos jugamos en este conflicto, no solo por Ucrania, sino por la libertad de las democracias en toda Europa y alrededor del mundo”, dijo el mandatario.
Además, dijo que Rusia ha cometido un “gran error” al anunciar la suspensión de las obligaciones de Rusia en virtud del tratado de desarme nuclear START III o Nuevo START.
La vista puesta en China y Taiwán
Con todo eso en mente, para el mandatario, la guerra en Ucrania no es un conflicto aislado que afecta solo a Europa, sino una lucha global que pronto podría reverberar en la disputa entre China y Taiwán.
Taiwán es uno de los mayores motivos de fricción entre China y Estados Unidos porque Pekín reclama la soberanía de la isla y la considera una provincia rebelde, mientras que Washington es su mayor suministrador de armas y podría acudir en su socorro en caso de conflicto bélico.
Biden considera que el mayor competidor de Estados Unidos no es Rusia, sino China, y por eso cree que de alguna forma la guerra en Ucrania podría definir el futuro de su relación con el gigante asiático, especialmente ahora que Pekín y Moscú están escenificando un acercamiento pese a tener sus propias diferencias.
De hecho, mientras Biden termina su gira europea este miércoles, Putin y el máximo responsable de la diplomacia china, Wang Yi, se reunían en Moscú para hablar de la guerra en Ucrania y estudiar formas de poner fin al conflicto.
Rusia saludó la disposición de China de desempeñar un “papel positivo” en el arreglo del conflicto en Ucrania después de la reunión mantenida entre el presidente ruso, Vladímir Putin, y el jefe de la diplomacia china, Wang Yi.
Todo esto en medio de cruentos combates en Bajmut, en el Donbás, en Ucrania, en la víspera del primer aniversario de la invasión.
Durante el encuentro en el Kremlin, Putin subrayó que “la cooperación en la arena internacional entre la República Popular de China y la Federación Rusa (...) tiene una gran importancia para la estabilidad de la situación internacional”.
“Las relaciones chino-rusas son maduras y sólidas como una roca, soportarán las pruebas de esta variable situación internacional”, afirmó el diplomático chino, citado por la agencia estatal rusa TASS.
Wang dejó claro que ni Moscú ni Beijing se dejarán “presionar” por otros Gobiernos y en cambio continuarán fortaleciendo sus relaciones bilaterales mediante la “estrecha interacción estratégica y los contactos en defensa de nuestros intereses”.