Sean sus nombres por siempre recordados y sus memorias estén siempre vivas en nuestra conciencia:
● Albert Aboud Attie ● Emmanuel Attie ● Jorge Luis Ávila ● Martín Bim ● Salomón Chocrón ● Edmundo Delgado ● Omar Jean Francois ● Rani Gabay ● Joseph Gershon ● José Antonio González ● Isaac Harrouche ● Mauricio Harrouche ● Freddy Moadeb ● Vincent Pantalio ● Moshe Pardo ● Lizzie de Phillips ● Jaica Rascovsky de Yaker ● Saúl Schwartz ● James Ward Cain ● Miguel Zubieta
Este 19 de julio de 2024 conmemoraremos 30 años de aquel fatídico martes de 1994, día en que el vuelo 901 de Alas Chiricanas que unía a las ciudades de Colón y Panamá explotó a tan solo 15 minutos de haber iniciado su trayecto desde el aeropuerto Enrique A. Jiménez hacia el entonces aeropuerto Marcos A. Gelabert de Punta Paitilla.
Todos recordamos en dónde estábamos y cómo reaccionamos al momento de recibir las primeras noticias que indicaban, en un principio, la desaparición de la nave y sus ocupantes, para luego, ya más entrada la noche, pasar a ser informados del trágico destino sufrido por quienes nos fueron arrancados de manera violenta.
Pasaron los años y las investigaciones condujeron a la formulación de una serie de hipótesis sobre los motivos que desencadenaron el siniestro de la aeronave, por lo que un velo de misterio se ciñó en relación a la tragedia, la cual, a pesar del tiempo transcurrido, seguía sin resolverse.
Sin embargo, y de manera sorpresiva, cuando el expediente reposaba en el letargo, seguramente olvidado en algún escritorio con evidente intención de no seguir indagando más allá de lo ya actuado, fue que en 2018 las más altas autoridades nacionales de Panamá e Israel, informaron que la mano del grupo terrorista libanés Hezbollah estaba presente en la planificación y ejecución del atentado en Panamá, señalamiento formulado en base a investigaciones internacionales que conducían de forma paralela hacia los autores intelectual y material del atentado en contra de la sede de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), un día antes, en Buenos Aires, crimen que segó la vida de 85 personas y causó heridas a más de 300.
A diferencia de lo actuado en Argentina, en donde ya se han señalado a los responsables del citado atentado, en Panamá las investigaciones aún no han dado los resultados deseados por quienes buscamos la verdad y reclamamos justicia.
Lo más reciente del caso fue que el 22 de agosto de 2023, día en que el Tribunal Superior de Liquidación de Causas Penales del Primer Distrito Judicial autorizó al Ministerio Público una prórroga “hasta que se agote la investigación” del llamado caso Alas en Panamá.
Por supuesto que un atentado de la magnitud como el que se perpetró en contra del vuelo 901 de Alas Chiricanas no pudiera haber sido ejecutado por un lobo solitario e, incluso, sin colaboración local. Por lo que pregunto: ¿quiénes fueron los cómplices en Panamá? ¿Hasta cuándo más vamos a tener que esperar para recibir justicia? ¿Por qué motivo se demora tanto la publicación de la verdad? ¿Será más bien que se le teme a la verdad? ¿Quién o quiénes se benefician con todo este silencio y se les está protegiendo?
Sin embargo, no todo es abandono y desidia. Gracias al trabajo de un grupo de familiares y voluntarios que decidieron dar un paso hacia adelante, año tras año tiene lugar la conmemoración del atentado en contra del vuelo 901 de Alas, actos solemnes al cual asisten las más altas autoridades de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, así como Embajadores acreditados en el país, representantes de las diversas confesiones religiosas que hacen vida en Panamá, familiares, medios de comunicación y público en general, todos decididos a recordar y pedir justicia.
Fue así también que nació la iniciativa para construir un monumento recordatorio que, bajo el nombre de “Conciencia Viva”, será erigido en el Mirador Pacífico de la cinta costera de nuestra capital. Este espacio será un lugar de reflexión para que las nuevas generaciones de panameños y extranjeros tomen conciencia sobre las repercusiones que el terrorismo, la violencia, la discriminación y la intolerancia tienen para nuestra sociedad y la importancia de defender y promover la libertad, la democracia y los derechos humanos.
A pesar del tiempo transcurrido debemos seguir enarbolando el optimismo. Se lo debemos a todos los que hoy nos rodean, a nuestras familias, a los amigos y a los ciudadanos con quienes tenemos la responsabilidad de formar conciencia para que, junto a las generaciones futuras, sigamos haciendo de Panamá un país de paz, tolerancia y justicia.
El autor es empresario panameño. Hermano y tío de Emmanuel Attie Z”L y Alberto Aboud Attie, Z”L respectivamente, dos de los 20 ocupantes asesinados en el vuelo 901 de Alas Chiricanas.