Agenda para el debate II: pedagogía democrática



En estos intensos días de corrupción y fútbol, surge con fuerza el DTD (Director Técnico Democrático), un ser dotado, a su juicio, del conocimiento necesario sobre asuntos de Estado. Puede vérsele delante del televisor diciéndole de todo a las imágenes sordas de debates o sacudiendo vehemente el periódico al ver el panorama ruinoso del país. Signo del DTD moderno es su intensa actividad en redes sociales, casi siempre con una pésima ortografía.

Ante tanto DTD hace falta pedagogía democrática: enseñar cómo funciona el Estado por un lado y, por otro, cómo repercute ese funcionamiento (malo o bueno) en el ciudadano. Porque, no nos engañemos: el desconocimiento del sistema conduce a su colapso. Esta situación absurda en la que nuestro país lleva inmerso décadas, hunde su raíz en la ignorancia y, peor aún, en el entusiasmo de ser ignorantes.

Los medios de comunicación deben cumplir, y algunos lo hacen, su función pedagógica. Los escritores también, sobre todo los expertos, los que saben qué es una auditoría forense o cómo se puede hacer una constituyente válida. Pero el DTD asecha en las redes, grita que tiene su propia opinión y que nadie se la va a quitar. Ya, pero tendrá que someterla a la razón y a los hechos, sino terminará votando a los mismos con siglas distintas.

Tanta patria hueca hace daño. Los versos de Rubén Blades “patria son tantas cosas bellas”, se han convertido en refugio de espíritus débiles e ignorantes. Ni himnos ni tricolores patrios en remotas lides históricas en pantalón corto: patria es conocerla para defenderla, para no traer fantasmas del pasado que fortalezcan la ruina en la que estamos sumergidos.

El autor es escritor

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