Con las aguas electorales ya mayormente calmadas, y la buena noticia de que viviremos un cambio de mando civilizado, como no ha sucedido hace mucho, nos queda a los ciudadanos mantenernos atentos y participativos. Involucrarnos y aportar allí donde podamos.
Solo una activa y organizada ciudadanía, por ejemplo, podrá defender los avances institucionales donde los haya, así como los proyectos realizados en beneficio de las comunidades, del borrón y cuenta nueva que se produce cuando cambia el partido político en el poder.
La aberrante tradición que implica la barrida del funcionariado cada cinco años es la principal razón de la ineficiencia de las instituciones, del mal servicio que algunas ofrecen. Y no es anecdótico, sino trágico: los funcionarios que han acumulado experiencia, conocimiento o memoria histórica de la institución, suelen ser sustituidos por los militantes del partido triunfador, sin consideración a su preparación o experiencia. Es otra de las terribles caras del clientelismo que está minando el Estado de derecho y la democracia.
Por ello, el mensaje al presidente electo, Laurentino Cortizo Cohen, es claro y directo: el “buen gobierno” que nos ha prometido no será posible con esa vieja y nefasta práctica.
En realidad, la actitud de “abran paso que venimos nosotros” comienza con el Plan de Gobierno. Mala cosa, sin duda, es que nos prometan algo que ya se está haciendo.
Es el caso, por ejemplo, de la propuesta sobre resocialización de los privados de libertad que se incluye en el plan “Uniendo Fuerzas”, que parece ignorar completamente el camino ya andado.
Resulta innegable que la grave crisis que ha sufrido el sistema penitenciario por décadas, empezó un difícil proceso de cambio con la llegada al Ministerio de Gobierno de María Luisa Romero, quien había dedicado muchos años a estudiar el tema y buscar caminos de solución desde la perspectiva de los derechos humanos. Hoy, el sistema cuenta con una Ley de Carrera Penitenciaria que es un pilar de la reforma, que tiene como base la resocialización de los privados de libertad. Hay muchos éxitos que contar allí, pero, por supuesto, mucho más por hacer.
Por ello, preocupa que se proponga “crear las bases para que los centros penitenciarios se conviertan en verdaderos centros de resocialización, en lugar de ser universidades del crimen”. Esas bases ya existen, señores de “Uniendo Fuerzas”, y responden a criterios técnicos. Se requiere, eso sí, seguir adelante con el liderazgo y los recursos adecuados. Tantos años de deterioro no se resuelven en una administración, y sería muy penoso tirar a la basura el camino andado.
Algo similar se puede decir del programa “Panamá Digital” que proponen, “para reducir significativamente la tramitología excesiva en los procesos gubernamentales”, sin mencionar los avances hechos por la Autoridad Nacional para la Innovación Gubernamental con el portal Panamá Tramita, y los más de 100 trámites que es posible hacer en línea. Continuar el trabajo realizado, corrigiendo lo que haya que corregir, debería ser la ruta adecuada.
Casi siempre estas nuevas iniciativas que descartan lo hecho vienen acompañadas de nuevas asesorías y costosos contratos. Es lo que siempre se hace; es lo que no podemos seguir haciendo.
En relación al Servicio Exterior, se propone “asegurar que el personal de Cancillería y del Servicio Exterior cuenten con las competencias, herramientas y directrices para la necesaria transformación de la política exterior”. Pero resulta que durante la administración que ya termina, el Ministerio de Relaciones Exteriores ha tenido una profunda transformación con el objetivo de enfrentar las complejidades que implica estos días el manejo de la política exterior. La revitalización de la Carrera Diplomática con la Academia como punta de lanza, es solo uno de los muchos temas que deberían continuar para beneficio del país. Esperemos que sea así.
Y, por supuesto, la actitud generosa y con visión institucional debe ser de dos vías. Las autoridades salientes deben ser abiertas y transparentes al poner a disposición de sus reemplazos la información que permita hacer los análisis adecuados de cada proyecto, de cada proceso. Pronto veremos si el borrón y cuenta nueva quedó o no atrás.
La autora es periodista, abogada y directiva de la Fundación Libertad Ciudadana.