La organización determina en gran medida la capacidad de resolución de una institución, la que, a su vez, debe estar acompañada del mejor recurso humano, con el perfil adecuado para el desempeño de las diversas funciones.
En una organización tan compleja como la Caja de Seguro Social (CSS) deben definirse los distintos niveles de la organización, y que serán tantos de acuerdo a su complejidad, pero básicamente serían un nivel gerencial, político o de las grandes decisiones, un nivel normativo y uno ejecutor u operativo y, por supuesto, podrán haber otros niveles, como el fiscalizador, coordinador, entre otros.
En la organización de la CSS aparecen nueve direcciones ejecutivas nacionales con salarios de viceministros, que no sería cuestionable si resolvieran los problemas de la institución, pero además de ello, existen directores y subdirectores nacionales dentro de esas unidades administrativas.
Generalmente, una vez definido el nivel gerencial, donde estaría la Dirección General y las unidades administrativas que sean necesarias para apoyar su gestión y luego estaría el nivel normativo o programático, cuya responsabilidad es la ejecución de los diferentes programas de la institución, a través de las distintas unidades ejecutoras, que son los hospitales, policlínicas, agencias, entre otros. De esta forma, se establece la naturaleza de las diferentes funciones y se dan los contrapesos necesarios para que una organización funcione.
Obsérvese que es el nivel ejecutivo donde se prestan los servicios, por lo tanto, entendería de forma correcta que en las policlínicas, hospitales y agencias existiesen los cargos de directores ejecutivos, de manera que me parece una superestructura hablar de una Dirección Ejecutiva Nacional, que está distante del escenario donde se prestan los servicios y que indudablemente no podrá estar al corriente de lo que ocurre en las unidades ejecutoras.
La estructura es producto de un proceso evolutivo, que debe tener una base que la sustente, pero cuando vemos el organigrama hay cuatro direcciones ejecutivas, que tienen poco o ninguna unidad administrativa subalterna, como sería el caso de la Dirección Ejecutiva Nacional Legal, que no tiene ninguna dependencia subalterna, mientras que hay otras que tienen varias direcciones nacionales bajo su coordinación.
Cuando en una organización hablamos de una dirección ejecutiva, esa unidad administrativa debe estar vinculada a los resultados finales que se prestan. Los asuntos legales son importantes para que los actos de la institución tengan un marco jurídico, pero no puede ser un producto final de la seguridad social, que debemos medirla en función de las prestaciones económicas y de salud que se prestan.
Definitivamente, como hemos señalado en escritos anteriores, el problema de la CSS es de gerencia y se debe comenzar con una reingeniería que diseñe una estructura, que empodere a las unidas ejecutoras para que tengan capacidad de resolver sus problemas.
El autor es especialista en administración de sistemas de salud.