Hace ya tres años el Patronato de Panamá Viejo, siempre el más activo y previsor, lanzó su programa para celebrar el quinto centenario de la ciudad de Panamá. Las autoridades municipales, que solo tienen visión parroquial, ignoraron dicho evento. Allí propuse que el 15 de agosto se convirtiera en día de celebración para todos los panameños, pero también para el mundo internacional, porque es una ciudad que ha sido el centro de la organización histórica de gran parte del espacio geográfico y político del continente americano que se asoma al Pacífico.
Desde la ciudad de Panamá se organizó la geografía de la mayor parte de Centroamérica y desde aquí partió toda la epopeya que terminó por organizar después la fachada del Pacífico de Sudamérica hasta los confines de Chile. Esta ciudad se convirtió desde entonces en un lugar fundamental del eje de la nueva economía que unía el Perú con España y, a través de ella, con el resto de Europa. De una economía que creó la modernidad, la globalización que aún estamos viviendo, en la cual nuestro Canal ampliado juega un papel excepcional.
¿Qué debemos hacer para aprovechar la extraordinaria oportunidad de celebrar este quinto centenario de la capital? Primero, propuse declarar la celebración del quinto centenario de la ciudad de Panamá como efemérides de interés nacional e internacional.
Segundo, propuse incitar a las autoridades nacionales y municipales para reforzar el tratamiento de los problemas urbanos del área metropolitana de Panamá con el propósito de mejorar de manera sustancial la calidad de vida de su gente.
Propuse incorporar los actuales municipios de Panamá, San Miguelito, Arraiján y La Chorrera, que tienen 1.6 millones de habitantes (40% de la población del país), en donde se produce el 80% de la riqueza nacional, en un sistema de coordinación eficaz, con poderes, recursos y responsabilidades mayores que los que tienen cada uno hoy. Algo semejante a la Alcaldía Mayor de Bogotá, que funciona mucho mejor que nuestros municipios centrales. Así, aprovechando los recursos de la descentralización, el nuevo ente metropolitano podría promover una mejoría sustancial de la prestación de los servicios públicos de agua y aseo, transporte, vivienda social, educación, salud y sanidad, seguridad, ornato y parques, cultura y bibliotecas vecinales. Que pueda tener verdaderos planes de ordenamiento territorial para ampliar los espacios públicos y cambiar las normas obsoletas de uso del espacio urbano, inspiradas en realidades del siglo XIX, que ahora privilegian a los propietarios privados.
Los habitantes de la ciudad son actores de primera línea porque deben incluirse en cualquier plan de articulación y de recuperación del espacio urbano y deben sentirse realmente parte fundamental de su ciudad. Deben participar mediante todos los medios posibles, electorales por supuesto, pero, sobre todo, gracias a mecanismos de información y de consulta de planes, programas y acciones que los atañen directamente. Todos deben pagar impuestos por sus predios y tasas por los servicios públicos urbanos, según sus posibilidades, porque está demostrado que se aprecia lo que cuesta, aunque el desembolso sea pequeño. Existen ejemplos cercanos y exitosos en Latinoamérica.
Un aspecto esencial para el mejoramiento sostenible de la ciudad es el que atañe a la educación cívica. Las autoridades deberían concebir y poner en ejecución un plan masivo de educación ciudadana para enseñar a toda la población a amar su ciudad y sentirse partícipe de su destino. A comportarse de la manera más civilizada con sus vecinos, a los conductores de autos a manejar correctamente, con cortesía y tolerancia, y disminuir si no eliminar todas las contaminaciones, entre otras la visual de vallas publicitarias y la auditiva, los ruidos elevados, y propiciar comportamientos de aseo urbano.
Ojalá pudieran los representantes de los principales Estados y ciudades de la cuenca del Pacífico reunirse en Panamá el 15 de agosto de 2019 para festejar los 500 años del nacimiento de la primera ciudad principal en su ribera en el nuevo mundo. Sería un encuentro fraterno para reconocer de manera formal el papel histórico de Panamá y su participación en la conformación de una red de ciudades que desde hace medio milenio favorecen la globalización del entendimiento, la comunicación, los intercambios, la cooperación y la paz. ¿Podrá el nuevo gobierno en poco tiempo mejorar el existente programa insignificante para celebrar un evento histórico excepcional a escala nacional e internacional?
El autor es geógrafo, historiador y diplomático. Editor: Dr. Ricardo López Arias