Cirrosis hepática, ¿cómo evitarla?



Es una enfermedad del hígado, en la cual las células normales (hepatocitos) son reemplazadas por tejido fibroso, por lo cual, el hígado paulatinamente va perdiendo sus funciones hasta que el déficit de estas empieza a provocar síntomas.

Cuando los síntomas aparecen, ya la enfermedad ha avanzado en forma considerable. Lo usual es que empiezan a aparecer hematomas (moretones) sin aparente causa, hinchazón de los pies y la barriga, pérdida de peso, picazón en la piel, insomnio, aparición de vasos sanguíneos (“arañitas”) en la piel del tórax y otros síntomas generales.

Aunque puede ser causado por hepatitis B o C y por ingesta de alcohol, la causa más frecuente es la esteatohepatitis no alcohólica (hígado graso no alcohólico, con inflamación), es la obesidad/sobrepeso, diabetes o dislipidemia. De aquí la importancia de mantener un peso adecuado durante toda la vida. Es fundamental que la gente comprenda que son enfermedades que no dan síntomas, que no por eso no lo están afectando por dentro y cuando se presentan los síntomas, ya hay complicaciones en uno o varios órganos.

El tratamiento de la cirrosis hepática se centra en controlar las complicaciones, pero el único tratamiento definitivo es el trasplante de hígado.

Para prevenir esta enfermedad es entonces importante, vacunarse contra la hepatitis B (está en el esquema del Minsa), evitar el abuso de alcohol, las drogas intravenosas (aunque se deben evitar todas) y sobre todo, mantener un peso adecuado, con dieta baja en azúcares y grasas y un programa de ejercicios, al menos cuatro veces por semana en forma rutinaria.

Espero que tomes conciencia de esto y seas factor multiplicador de esta información a tus familiares para evitar lamentaciones que pudieron haberse prevenido.

El autor es ministro de Salud

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