Fui invitado, con otros cuatro médicos de América Latina, a participar en una reunión de trabajo organizada por la OMS, patrocinada por las Fundaciones Bill & Melinda Gates y Wellcome Trust, cuyo propósito es derrotar la meningitis en el mundo para el año 2030. Se estima que ocurren 5 millones de casos nuevos anualmente, con una tasa de letalidad global del 10% y de secuelas del 20%-30%. El evento se celebró en Londres a inicios de esta semana. La meta es tan ambiciosa como pragmática. La ambición radica en mantener motivación y optimismo, bajo la consigna de que hay mucho por hacer y no vale rendirse ante las dificultades. El pragmatismo consiste en minimizar los brotes epidémicos de la enfermedad, reducir sustancialmente las muertes y mejorar la calidad de vida de los supervivientes. Los 100 delegados, procedentes de todos los continentes, fuimos asignados según experticia y trayectoria profesional, a aportar ideas en uno de cinco pilares programáticos: prevención, diagnóstico/tratamiento, vigilancia epidemiológica, rehabilitación de discapacidades y abogacía con las metas.
La prevención estuvo dirigida a desarrollar, investigar, introducir y optimizar cobertura de vacunas efectivas contra los cuatro patógenos bacterianos más relevantes: Streptococcus pneumoniae, Haemofilus influenzae, Neisseria meningitidis y Streptococcus agalactiae, aunque otros agentes infecciosos causantes de meningitis (virus, protozoos, hongos) fueron también considerados en el debate. Además de la inmunización, se hizo énfasis en otras herramientas de profilaxis (antibióticos, control de contactos, mitigación en eventos masivos y contingencia para refugiados e inmigrantes).
El diagnóstico y tratamiento se enfocó en garantizar la disponibilidad de técnicas rápidas, precisas y baratas para la detección microbiológica en sangre, fluido espinal y mucosas de enfermos, así como el acceso a antimicrobianos eficaces para combatir los gérmenes identificados, susceptibles o resistentes a los fármacos convencionales. Hicimos hincapié, además, en revisar el uso de terapias adyuvantes para mejorar el pronóstico de la meningitis y en la elaboración de guías estandarizadas de atención para su implementación universal.
La vigilancia epidemiológica se encauzó a la notificación, captación y divulgación de las tasas generales y específicas sobre carga de enfermedad en cada país, en tiempo real, a través de plataformas electrónicas de datos. La información resultante no solo debe procesar incidencias de meningitis, sino también la evolución posterior de cada caso detectado, tanto a corto como a largo plazo.
La rehabilitación se encaminó al registro, manejo y censo de las secuelas dejadas por la meningitis. Una tercera parte de los individuos que sobrevive esta enfermedad padecerá convulsiones, déficits auditivos, pérdidas de visión, trastornos cognitivos, alteraciones motoras, amputaciones de extremidades o afectaciones de memoria y conducta. La infección meníngea es una de las principales causas de sordera en países subdesarrollados.
La abogacía procura preservar el compromiso con las metas, mediante la discusión de los acuerdos con autoridades de salud, organizaciones sociales, agrupaciones científicas, líderes políticos y medios informáticos. Se requerirá, por supuesto, de la activa colaboración de grupos filantrópicos y empresas privadas para el financiamiento de los visionarios objetivos. Me encantó la altruista iniciativa. Solidaridad es disfrutar de las felicidades ajenas como si fueran propias. Eso no tiene precio.
El autor es médico