El Instituto de Estadística y Censo (INEC) de la Contraloría General de la República publicó recientemente unas cifras preliminares del mercado laboral, que indican una tasa de desempleo del 6% a agosto de 2017, 0.4% más que hace un año.
Hoy hay 113 mil 299 desocupados (10 mil 355 más que en agosto de 2016), de los cuales 88 mil 154 (4.7%) están buscando trabajo (desempleo abierto) y 25 mil 145 (1.3%) están disponibles pero no buscan empleo.
Es necesario esperar el informe completo para poder opinar de manera objetiva. Pero analizando la historia de los últimos 13 años, durante los cuales el INEC ha publicado 25 informes sobre el empleo, cabe la pregunta: ¿aumentó realmente el desempleo o la brecha entre lo que exige el sector productivo y la disponibilidad de gente con las competencias para cumplir con esas exigencias?
Sin entrar en la discusión de los salarios y calidad del empleo en cada sector, de las 560 mil 631 plazas de trabajo creadas entre agosto 2004 y agosto 2014, más de la mitad se concentró en tres sectores: comercio, construcción y agricultura. Ya en noviembre de 2014, la Alta Comisión de Empleo señaló que dos de cada tres nuevos empleos a ser generados entre 2015 y 2020 (69% de ellos técnicos) estarían en los tres sectores señalados, a los que se agregaría la logística, el turismo y la industria.
A partir de 2014, 60% de la expansión del empleo ha ocurrido en comercio, logística y turismo, que al incluir salud y tecnología, representan tres de cada cuatro nuevos empleos generados en los últimos tres años. Otra tendencia importante es el protagonismo de los trabajadores independientes o freelancers, que aumentaron 25 veces su participación en la expansión del empleo, al pasar de 3% del crecimiento (2004- 2009) y 35% (2009-2017), a 76% (2014- 2017). En otras palabras, las fuentes y las modalidades de empleo cambiaron (y seguirán cambiando), y en consecuencia, las competencias requeridas para ingresar al mercado laboral, bien trabajando para terceros o por cuenta propia.
Este fenómeno ya había sido advertido por el Banco Mundial en julio de 2012, en su informe Mejores empleos en Panamá: el rol del capital humano, de julio de 2012, donde advertía (páginas 25-26): “el final de la construcción en el Canal de Panamá eliminará un importante estímulo para la economía, generando desafíos para el crecimiento económico durante la década y presión para una rápida reasignación de la mano de obra. Para permitirlo, las instituciones de formación y readiestramiento deberían estar preparadas para el desafío, permitiendo una rápida migración de trabajadores de unos sectores económicos a otros”.
Tal vaticinio parece hoy corroborado por cifras. El Ministerio de Trabajo y Desarrollo Laboral (Mitradel) tiene hoy más de 3 mil 500 vacantes disponibles, plataformas digitales privadas como Encuentra24.com tienen más de 7 mil y grupos de Facebook, como Bolsa de Trabajo y Ofertas de Empleo, tienen más de 113 mil miembros y 8 administradores, quienes postean vacantes a diario.
Sin embargo, Mitradel solo puede cubrir aproximadamente un tercio de las vacantes que postea. Esto sugiere que hay demanda de empleo, pero no gente calificada para satisfacerla y/o que las vacantes disponibles no cumplen las expectativas de quienes buscan trabajo.
El autor es asesor empresarial