Terminaron los carnavales, decían unos jóvenes el Miércoles de Ceniza en la iglesia tristemente, pero de inmediato replicó otro joven del grupito: “pero ya vienen los carnavalitos, man”. Y todos se echaron a reír como una nueva oportunidad para el jolgorio y el desenfreno. Todos sabemos que durante esta época el comportamiento tanto de grandes como de chicos va dirigido al desenfreno sin límites, apoyados por un gobierno (Autoridad de Turismo) y pueblo que se debate todos los días entre hacer las cosas correctamente o seguir con esas prácticas malsanas y de corrupción.
Carnaval es una fiesta tan antigua como la religión más antigua del mundo. Independientemente de los significados y simbolismos religiosos del mismo y que desean dar algunos grupos de corte apocalíptico, para los panameños son cuatro días de descanso, de relax para olvidarnos del agobiante día a día que vivimos en este país.
¿Qué sigue ahora? ¡Gozamos!, ¡Reímos!, ¡Bailamos!, ¡Peleamos!, ¡Amamos!, etc… pero hoy tenemos que regresar a nuestra realidad socio-política y económica.
Volver a los temas de siempre, al estrés de siempre, a que hubo tantos muertos por el Carnaval, a que al expresidente Ricardo Martinelli le dieron fianza en Miami, a que los fiscales presentarán otro recursos para que no se la den, a los casos interminables de corrupción que tiene la fiscal de la república y al dime que te diré, a los casos de las escuelas que no están listas para iniciar el año escolar, a la falta de agua en las barriadas más pobres de la ciudad, al eterno problema de la basura, al nombramiento de las nuevas magistradas por parte del presidente de la República, de la entrega final del Cepadem a los beneficiarios y así al eterno rosario de cosas sin resolver y que angustia saber que solo falta buena voluntad política para lograrlos.
El año 2018 se vislumbra como lleno de presiones, donde nuestras mentes estarán saturados de noticias sobre la venida del papa Francisco a Panamá en 2019 y la estrategia que ello requiere para recibir a más de medio millón de personas entre jóvenes y adultos. A la presión por parte del Tribunal Electoral y de los partidos políticos e independientes de la preparación para las elecciones presidenciales y demás cargos de elección en mayo de 2019.
Estaremos expectantes al inicio de grandes obras, como la tercera línea del Metro hacia Panamá Oeste y el cuarto puente sobre el Canal de Panamá y quizá el inicio de los estudios del nuevo tren Panamá– David en la provincia de Chiriquí por parte de los gobiernos chino y panameño. Esto implicará su propia dinámica y la participación de todos los que vivimos en este hermoso país.
Después de la gozadera de este Carnaval y sus desenfrenos, lo que nos espera es mucho trabajo. Oportunidades que no debemos dejar pasar desapercibidas, generar riquezas para el país y nuestras familias, eso sí, con buenas prácticas ciudadanas y con el ingrediente de honestidad en todo lo que hagamos. No me opongo a la sana diversión que este pueblo se merece, es justo y necesario después de lo que está sucediendo en el país con tantas noticias desagradables. Pero todos debemos hacer un esfuerzo más, caminar un kilómetro más por nuestro país. Para que tengamos una nación grande donde promovamos esa cultura acogedora de propios y extraños; sobre todo de extranjeros que viven en Panamá como en su patria, así como a los que vienen de paso; donde nuestro lema en el escudo nacional se haga realidad para todos “Pro Mundi Beneficio”. Sigamos construyendo un Panamá grande y próspero para todos.
El autor es reverendo