El más reciente informe laboral de la Contraloría General de la República (agosto 2018) indica que 43.6% de los trabajadores panameños tienen empleos informales, casi siete puntos por encima de su nivel histórico más bajo, alcanzado en 2011 (36.9%).
Para la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el empleo informal “incluye todo trabajo remunerado (p.ej. tanto autoempleo como empleo asalariado) que no está registrado, regulado o protegido por marcos legales o normativos, así como también trabajo no remunerado llevado a cabo en una empresa generadora de ingresos. Los trabajadores informales no cuentan con contratos de empleo seguros, prestaciones laborales, protección social o representación de los trabajadores”.
En septiembre de 2015, el Ministerio de Economía y Finanzas publicó un informe titulado El trabajo informal en Panamá, señaló que “como trabajadores informales se categoriza a todos los trabajadores que no tributan sobre la renta devengada en el empleo informal y sin acceso a la seguridad social. Esto incluye a los empleados de empresa privada sin contrato de trabajo, trabajadores independientes, patronos cuyas empresas cuenten con menos de cinco empleados, personas que prestan servicio doméstico y trabajadores familiares”.
En otras palabras, el empleo formal presupone vinculación laboral (contrato entre trabajador y empresa) y cotización a la Caja de Seguro Social (CSS), de manera mutuamente incluyente. Esto implica que la única manera como un trabajador se considera “formal” es si trabaja para un tercero. Todos los 552 mil 152 trabajadores independientes existentes en el país son informales (81% del total), aunque paguen impuestos y coticen a la CSS.
Esto plantea varios dilemas. Entre 2009 y 2018 se crearon 405 mil 825 empleos en Panamá, de los cuales, 193 mil 884 (48%) fueron informales. Por otro lado, el sector privado genera el 84% del empleo en el país, pero la composición de ese aporte ha venido cambiando aceleradamente en los últimos años. En 2013, sus empleados asalariados representaron 53% del empleo, hoy son 47%, seis puntos menos que hace cinco años. En contraste, la participación de los trabajadores independientes aumentó cinco puntos en ese mismo lapso. De hecho, los emprendedores (independientes + patronos) pasaron de ser uno de cada cuatro (2013) a uno de cada tres trabajadores (2018). Los empleados asalariados del sector privado representaron 99% del aumento del empleo entre 2004 y 2009, pero solo 9% del crecimiento en los últimos cuatro años. En ese lapso, los trabajadores por cuenta propia pasaron de ser -5% del crecimiento de la empleomanía (2004-2009), a 71% (2014-2018).
Este escenario y el inminente envejecimiento de la población plantean “la tormenta perfecta” para la ya compleja situación de la Caja de Seguro Social (CSS) y su programa de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM). En 2016, había 1 millón 211 mil 234 cotizantes activos en la CSS, 278 mil 867 pensionados y 1 millón 536 mil 668 dependientes, lo cual totaliza 3 millones 26 mil 769 personas, es decir, tres de cada cuatro panameños. De igual manera, en 2016 había 75 mil 247 cotizantes no asalariados, aproximadamente 13% de los informales contabilizados ese año.
Sin querer ser “apocalíptico”, de no aumentar la base cotizante, el sistema va a colapsar. Se estima que para el año 2025 no habrá dinero para pagar las pensiones a los jubilados de la CSS. Es imperativo buscar mecanismos para que los trabajadores informales coticen.
El mañana no depende de nuestras decisiones futuras, sino del impacto futuro de lo que decidamos hoy.
El autor es asesor empresarial.