Los partidos políticos son el vehículo natural para fortalecer la democracia y, por ende, deberían constituirse en la plataforma para elegir a los mejores líderes de la Asamblea Nacional. Tienen, por lo tanto, la responsabilidad de capacitar a sus miembros para que, al llegar al poder, puedan ejercerlo con ética, responsabilidad, capacidad, apegados a la Constitución, la ley y orientados a buscar el bien común.
Pero realidad es otra. Los partidos políticos de hoy están liderados por diputados y estos han dado suficientes muestras de su desconexión con la realidad, lo cual ha generado un clima de desconfianza absoluta de parte de los ciudadanos y, por otro lado, nos han expuesto al peligro de que perdamos la democracia en manos de un mesías que, con cantos de sirena, diga a los votantes lo que quieren escuchar, y señalando, justamente, a nuestro sistema democrático como la raíz de sus problemas.
No aspiramos a una Asamblea de independientes, sino a escoger entre los candidatos por la libre postulación a los líderes que, alineados con nuestros valores de honestidad, integridad, transparencia y respeto, se comprometan con una agenda de fortalecimiento institucional, transparencia y participación ciudadana.
Líderes que le pongan un contrapeso a los dirigentes de los partidos políticos que han abusado de una función que no les corresponde constitucionalmente y que les ha permitido perpetuarse en el poder con la excusa del altruismo –clientelismo puro–, aprovechándose de las necesidades de sus electores y promoviendo una dependencia que los condena a la pobreza.
Buscamos líderes para un cambio positivo y para que los partidos comprendan que no pueden seguir postulando a los mismos maleantes que se han aprovechado del poder que le dieron sus electores para obtener beneficios personales. Los partidos no pueden seguir apadrinando el oscurantismo que se ha hecho evidente con los escándalos de las planillas.
Para que nuestra democracia sea saludable, necesitamos partidos sanos, con una agenda de país, estrictos códigos de ética y formación integral de sus líderes. Los códigos de ética no pueden seguir engavetados. Los partidos deben ser vigilantes de su implementación y aplicar sanciones severas a los miembros que los incumplan.
Los partidos políticos deben siempre poner los intereses de los ciudadanos por encima de sus ansias de poder, comprometerse con la lucha por una justicia independiente, objetiva y expedita, y unirse a la lucha en contra de la corrupción; incluso, en contra de algunos de sus miembros.
En este escenario, Movin buscará a los mejores candidatos a diputados por la libre postulación y le dará su apoyo. Solo así lograremos empezar el camino para rescatar la democracia y la construcción de una sociedad justa y con equidad.
Es hora de que despertemos y no sigamos secuestrados por una clase política que pone en peligro el futuro. Rescatemos la democracia con una nueva generación de líderes que inicie el cambio hacia el camino que el país merece, lejos de escándalos y corrupción, y que trabaje para el desarrollo y prosperidad integral de los ciudadanos.
La autora es miembro de Movin
