Gracias a los esfuerzos de diversas instituciones, la poliomielitis paralítica ha sido reducida al nivel más bajo de su historia. Los virus salvajes de polio tipos 2 y 3 fueron eliminados en 1999 y 2012, respectivamente, y el poliovirus tipo 1 apenas causó 22 casos distribuidos entre Paquistán, Afganistán y Nigeria. Sin embargo, aún ocurren cerca de 400 casos anuales debido a que el virus atenuado utilizado en la vacuna oral, excretado en el ambiente por individuos vacunados, permanece en aguas servidas, sufre mutaciones genéticas y esporádicamente recobra su virulencia original. A nivel mundial, se está en proceso de realizar el cambio de vacuna a una que no provoque este problema.
La estrategia para erradicar la poliomielitis es abandonar la vacunación oral e inmunizar exclusivamente con la vacuna inactivada, de aplicación intramuscular. Si bien esto podría generar un desabastecimiento de vacunas inyectables a escala mundial, ya se prueban novedosas formulaciones que podrían solucionar la potencial escasez.
Otras medidas a tomar incluyen eliminar el virus salvaje de polio en los laboratorios de producción para que no ocurran filtraciones externas ni se corra el riesgo de su utilización como arma biológica. Por su parte, los países deben mantener coberturas de vacunación constante mayores al 90%, y vigilar la entrada de inmigrantes o turistas no vacunados o con esquemas incompletos. Finalmente, se deben conducir ensayos clínicos con vacunas orales que utilicen un virus atenuado incapaz de revertirse a su forma salvaje (ya se tienen las candidatas), para poder rescatar el programa de erradicación en situaciones de reemergencia, debido a adversidades inesperadas.
Después de la erradicación de la viruela, la eliminación de la poliomielitis será otro enorme hito de la ciencia médica al servicio de la humanidad. Panamá está colaborando activamente con este extraordinario legado a las futuras generaciones, para nuestro orgullo.
El autor es médico y miembro de Ciencia en Panamá