El 5 de octubre de 1988, y tras una novedosa y atrevida campaña que apostó por el optimismo para vencer el miedo, los chilenos votaron en contra de la permanencia en el poder del dictador Augusto Pinochet, abriendo las puertas a la democracia.
“Chile, la alegría ya viene…”, fue el principal eslogan de una campaña pionera en política, que aún se estudia tanto en facultades de Publicidad como de Ciencias Políticas del mundo.
Pero el triunfo del “No” en Chile, ese maravilloso octubre de hace ya 30 años, no solo se debió a una campaña novedosa y audaz, sino que también incluyó un enorme esfuerzo colectivo y un notable modelo de participación ciudadana, movilización y trabajo de resistencia de diversos grupos de la sociedad chilena, que fueron el motor del cambio.
Los plebiscitos los suelen ganar los dictadores, pero no fue el caso en ese Chile organizado y dispuesto a dejar atrás el horror de la dictadura, mediante la fuerza del voto valiente y decidido.
Guardando todas las evidentes distancias, he recordado esa extraordinaria proeza de la acción colectiva chilena, ahora que nos preparamos para elegir nuevos gobernantes en una coyuntura de gran gravedad para Panamá. Al dictador que tenemos que vencer en Panamá en 2019, es el de la impunidad, la complicidad y la indiferencia, para desandar los pasos equivocados que hemos tomado desde la recuperación de la democracia electoral.
Algunos elementos de la campaña que estamos viviendo me han hecho recordar el “No” de los chilenos. Por ejemplo, el “no a la reelección”, surgido de la indignación ciudadana frente a tanta corrupción, descaro e impunidad, que ha crecido de forma orgánica. Y aunque se puede objetar, en abstracto y sin el contexto que tenemos, que oponerse a la reelección es un concepto antidemocrático, lo que realmente se está proponiendo es una renovación total de la Asamblea Nacional, con el objetivo de apuntalar el sistema y empezar la reconstrucción de esta caricatura de democracia que tenemos.
Y para sustentar ese requerimiento de cambio, han surgido nuevas propuestas ciudadanas que ponen a disposición de los electores información sobre los candidatos, para que vayamos a las urnas el próximo 5 de mayo sabiendo lo que nos estamos jugando.
Es el caso de la Guía de Políticos de la Fundación Espacio Cívico, que cuenta con el apoyo de importantes organizaciones e instituciones nacionales (Universidad Santa María la Antigua, Fundación para el Desarrollo de la Libertad Ciudadana, Comisión Pro Valores, Instituto Panameño de Estudios Cívicos, Ayudinga, Praxis, Fundación Judío-Panameña, Ciudadano Inteligente), que ha puesto a disposición de los electores información de los 481 candidatos a diputados, tanto los postulados por los partidos políticos como aquellos que están participando bajo el concepto de libre postulación, según el listado proporcionado por el Tribunal Electoral.
En la Guía de Políticos, que se puede encontrar en la página espaciocivico.org, hay información relevante de los candidatos a diputado, incluyendo estudios, trayectoria profesional, propuesta política, procesos judiciales y, finalmente, información de gran relevancia que la mayoría se ha negado a proporcionar: patrimonio y conflictos de intereses.
De los 481 candidatos a diputados que aparecen en la Guía de Políticos, solo 28 o el 5.8% han proporcionado toda la información, lo que evidencia el gran problema de transparencia que tenemos. Allí hay un dato a considerar.
Existen otras iniciativas de la Fundación Libertad Ciudadana, como el reto #VotoChallengePa, que busca entusiasmar a los jóvenes para que utilicen su voto como instrumento de cambio. Se trata de unos 800,000 jóvenes que están habilitados para votar el 5 de mayo; su voto será clave. Otros proyectos de la fundación buscan impulsar la participación de las mujeres, tan poco representadas en el sistema político, y darle seguimiento a los compromisos de los candidatos a la Presidencia en materia de lucha contra la corrupción e impunidad.
Y hay muchos más. La tradicional observación electoral de la Comisión de Justicia y Paz, con la incansable Maribel Jaén al frente, el trabajo que están haciendo los medios para dar información sobre los candidatos, las campañas de los clubes cívicos, las propuestas de Movin, el trabajo de los extraordinarios chicos de Praxis y Ayudinga, las actividades de Cidem y muchas más.
En este proceso electoral se han multiplicado las acciones ciudadanas con el objetivo de que ejerzamos un voto informado y responsable. Los espacios cívicos para la reflexión y la toma de conciencia sobre el poder del voto están allí. Hay que aprovecharlos.
La autora es periodista, abogada y directiva de la Fundación Libertad Ciudadana