La decisión del Gobierno mexicano de extraditar al narcotraficante Joaquín Loera Guzmán, El Chapo, a Estados Unidos (EU) ha despertado una polémica entre quienes la exigen y quienes se oponen a ella. Según los primeros, sus dos espectaculares fugas de prisiones mexicanas definidas como de alta seguridad generan serias dudas sobre la capacidad del Estado de mantenerlo preso; para los segundos, El Chapo debe ser juzgado y debe cumplir su condena en México antes de ser extraditado. Yo no creo que exista un peligro inminente de una tercera fuga y tampoco creo que su extradición deba ser prioritaria en este momento.
El tema, sin embargo, me hizo recordar el reportaje-novela de Gabriel García Márquez Noticia de un secuestro, que narra las vicisitudes de los colombianos cuando otros narcos, en su momento tan poderosos como El Chapo, se defendían de la extradición a EU colocando bombas en centros comerciales y secuestrando a la población civil. Y fue este recuerdo el que me llevó a comunicarme por teléfono con el presidente César Gaviria, uno de los personajes centrales del drama colombiano de ese momento y por supuesto de la trama del libro de Gabo.
—“Presidente” le dije después de saludarle, “¿cree usted que México debe extraditar a El Chapo a EU?”.
—“No de inmediato, México no debe apresurarse. Primero debe extraerle a El Chapo la mayor información posible antes de dárselos a los americanos y perder una fuente de información tan importante”.
—“El problema”, le dije, “es que mucha gente piensa que el sistema de justicia en México es tan débil y El Chapo tan poderoso que podría volver a escaparse”.
—“Es cierto que la Procuraduría de Justicia en México es supremamente débil, es mala para investigar y es muy política. Realmente no tiene casos importantes que mostrar, aplica con exceso el arraigo y castiga muy poco. No tiene periodo fijo, no depende de la rama judicial, casi siempre al frente hay una persona cercana al Gobierno y al presidente. Eso no es una buena idea porque no les permite tener independencia, y somete al Gobierno y al presidente a presiones inconvenientes. Por todo esto, en México los criminales no le tienen miedo a la justicia pero no creo que El Chapo se les vuelva a escapar”.
—“Entonces ¿qué deberían hacer?”.
—“La justicia en México tiene muchas asignaturas pendientes respecto a su seguridad interna. Es bueno que extraditen a los narcotraficantes porque los estadounidenses son severos, pero esa no es la solución de largo plazo para México. La verdadera solución es que la justicia funcione, que intimide y que se vuelva tan severa que los delincuentes le tengan más miedo a la justicia local que a la gringa. El gran cambio que ha habido en Colombia y la prueba de que la seguridad ha mejorado es porque la justicia está funcionando y no por los operativos militares. La gran tarea aplazada que tiene México no es seguir mejorando su inteligencia ni sus operativos, sino montar un aparato de justicia de verdad. Trabajar más en el frente de la justicia penal. Una segunda tarea urgente es aumentar su gasto en seguridad. Gastan como el 1% o 1.2% del PIB; Colombia gasta 6% y tiene unas fuerzas de seguridad, de policía y ejército, más grandes que las de México y más grandes que las de Brasil. En México el índice de homicidios ronda los 20 por cada 100 mil y en Colombia es mayor, 30 por cada 100 mil habitantes, pero en Colombia ya no hay secuestros ni masacres, la policía es eficaz y bastante respetada por la gente, y la justicia es limpia. La justicia en Colombia es también severa aplicando medidas como la extinción de dominio, que es una herramienta poderosísima para minar el poder de los narcos. En Colombia, una persona que se presume que es narco tiene que probar el origen de sus bienes y si no lo prueba se le quitan, sin necesidad de condenas ni nada, como un trámite administrativo”.
Coincido con el presidente Gaviria. Con la extradición de El Chapo a EU no se resolverán los severos problemas de seguridad que tiene México. Estos se resolverán reformando de principio a fin su sistema de justicia criminal: su policía, ministerio público, tribunales de justicia y su sistema carcelario. Mientras tanto, hay que hacer que El Chapo cante.