Futuro del sistema bancario tradicional

Futuro del sistema bancario tradicional


Estamos presenciando tiempos fascinantes de la mano de la tecnología. La misma está logrando que se concreten acuerdos libres y voluntarios entre las personas en forma directa. Ello implica que cada persona asume sus riesgos y eventualmente podrá reclamar ante la justicia si no se cumplen las condiciones del contrato pactado. Pero ello supone, para el sistema tradicional bancario, un golpe durísimo.

Pensemos que durante cientos de años su negocio tradicional captando dinero mediante los depósitos de aquellos que producían y tenían excesos destinados al ahorro y prestándole esos ahorros a emprendimientos productivos o personales con acuerdos y condiciones discutidas entre ambas partes, se fue diluyendo con el tiempo debido a la nefasta intervención estatal.

La intervención estatal comenzó tibiamente con la creación de bancos centrales, luego regulaciones sobre la moneda, las tasas de interés, sobre la forma de hacer los negocios, sobre el manejo del riesgo del negocio y las más nuevas sobre manejo de la información de los negocios, es decir, ya sobre los asuntos particulares de los clientes, sus negocios, los clientes de sus clientes; de a poco los bancos se convirtieron en el brazo ejecutor para-judicial de los gobiernos.

Dado lo anterior, no es de extrañarse que los bancos hoy día tengan más personal en el back-office dedicado a materias tan extrañas al negocio bancario como el cumplimiento de regulaciones tan extensas como absurdas. Y en el front office, que ahora es llamado “primera línea de defensa” del riesgo que suponen los clientes, los empleados se preocupan por no crear un mínimo problema a los reguladores (que hay que recordar que son funcionarios estatales).

Entre ambas situaciones, el banco no cumple la función que consistía en suplir la demanda de crédito. Y las regulaciones han convertido a los clientes en enemigos, por ello la línea de defensa. ¿Habrá algo más ofensivo que esto para alguien que quiere depositar/confiar sus ahorros en un tercero?

Pero como la fuerza del mercado finalmente se impone, la tecnología ha llegado con toda la fuerza a quebrar esta barrera regulatoria que en su afán de persecución ha olvidado la primera regla, que es entender el origen del dinero. El mismo es la representación del valor que le otorgan las personas a los intercambios entre ellos, y si quitáramos de la ecuación al mismo en nuestros intercambios, entenderíamos rápidamente que la creación del valor está depositada en cada persona/empresa que intercambia en el mercado y no es algo que depende de los gobiernos.

Esto último es fundamental para comprender que con el desarrollo tecnológico de hoy, esa noción del dinero de a poco regresa no solo a las mentes, sino al control de las personas.

Pensemos que hoy día las fortunas más grandes del mundo residen en personas reales de carne y hueso, y mayormente ellos están ligados al mundo tecnológico, por lo cual comprenden muy bien al sistema como para poder quebrarlo y reemplazarlo por otro eventualmente.

Ello significa que Gates, Zuckerberg o Brin podrían fácilmente convertirse en sus propios bancos y nadie podría hacer nada contra eso. Bueno, imaginen que eso mismo ya existe en forma distribuida alrededor del mundo en Blockchain.

Las plataformas de crowdfunding, que ponen en contacto directo a solicitantes de financiamiento con potenciales oferentes o una versión más sofisticada como las ICO tecnológicas, al igual que las Fintechs emergentes, bitcóin y las mil monedas más que existen actualmente, ponen a prueba a la banca tradicional. Su desafío sería animarse a emitir contra sus activos y competir, como anticipara Hayek en la Desnacionalización del dinero.

Estas disrupciones le presentan un serio desafío a los bancos tradicionales, entre perder de a poco y en forma sostenida porciones considerables del mercado cumpliendo con las regulaciones o dar el salto. Me atrevería a decir que el sector bancario inicialmente había optado por el primer camino, pero con la agresividad y avance tecnológico, las cada vez mayores regulaciones y burocracia excesivas, ya los bancos saben que el mundo va hacia la desintermediación total y tendrán que pensar “out of the box” si quieren permanecer en la industria como lo hicieron pacíficamente durante cientos de años.

La autora es gerente

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