Karl Popper propone la tesis de que lo más característico del lenguaje humano es la posibilidad de contar historias. Antropólogos, filósofos, lingüistas y narradores de cuentos coinciden con este concepto. Las historias nos ayudan a organizar el mundo y poner la experiencia de vida en orden.
Un cuento tiene la misma estructura de un ciclo de vida: Nacemos (inicio), crecemos (pasamos por una serie de crisis y experiencias (nudo) y morimos (desenlace).
Podría el hábil lector refutar esto diciendo que todo en la vida tiene esa composición. Sin embargo, solo lo humano está tejido de historias y esos relatos le dan sentido histórico y de pertenencia.
Michèle Petit, antropóloga de lectura, quien ha publicado varios libros sobre la transmisión cultural desde la lectura, nos habla en su libro, Leer el mundo, de la relación de los relatos con las crisis; el poder reparador de las historias en tiempos de crisis es una herramienta importante a la hora de reconstruir el tejido social.
Ella afirma que las historias tienen un carácter tranquilizador, ordenador y reparador, pero además nos permiten representar nuestra propia experiencia para darle sentido y compartirla.
Coincidimos en esto porque cada vez que contamos nuestras historias estamos compartiendo y hablando de nuestros problemas comunes y ese es el primer paso para resolverlos.
Los panameños debemos recuperar el valor social de la palabra y debemos aprender a escucharnos. Relatarnos nuestra vida cotidiana como si fuera un cuento nos permitirá resolver conflictos, a ser más solidarios, a confiar más en el otro, a tener sentido de pertenencia y a apropiarnos de lo que realmente importa.
Los relatos y las historias no son un accesorio o un ornamento del folclor literario o del patrimonio oral. No son algo que solo sirve para adornar nuestras vidas. Son una construcción subjetiva que da sentido, que ordena la vida, que emparenta experiencias, que reconstruye ausencias y crea ilusiones.
Y esas ilusiones son una posibilidad de crear proyectos de vida que nos ayuden a confrontar nuestras crisis, aun en el más violento y conflictivo escenario.
El autor es escritor