Hoy por hoy



Hoy llega a su fin la campaña electoral y entraremos en un período de reflexión sobre lo que será el futuro del país, que será definido el próximo domingo, voto a voto, por cada elector que acuda a ejercer su derecho al sufragio. Buena parte de los votantes ya ha escogido a sus candidatos a presidente, diputados, alcalde y representante. Otros siguen indecisos, sin tener claro en quién confiar. Todos los que están en edad de votar, deben hacerlo, pero esa obligación debe ser cumplida con responsabilidad, debidamente informados. De ello depende el rumbo del país, la economía, la educación, la seguridad y, sobre todo, la institucionalidad. Ha sido, precisamente, su carencia la que pone continuamente en jaque nuestra democracia, haciéndola vulnerable a los caprichos de políticos, autoridades y gobernantes. Si queremos un Estado, necesitamos estadistas. Pero si nuestras necesidades individuales priman sobre nuestras necesidades colectivas, entonces tendremos cualquier cosa, menos un Estado. Si votamos para pagar un favor, hipotecaremos el futuro de nuestras próximas generaciones. Entonces, reflexionemos sobre lo que queremos. Nuestra decisión de hoy definirá lo que seremos –o no seremos– en estos próximos cinco años.

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