Según la primera ley de Newton, un objeto permanecerá en reposo o en movimiento, siempre que su estado no sea alterado por una acción de una fuerza externa. Dicho de otro modo, la materia opone resistencia a modificar su estado de quietud o movimiento, incluyendo cambios a la velocidad o dirección.
Algo similar ocurre con los comportamientos sociales y, por supuesto, los políticos, donde la resistencia al cambio, al igual que en el mundo de la física, únicamente puede vencerse mediante una fuerza de gran intensidad.
Por los lados del mundo político y sus engañosas situaciones, no resulta fácil saber cuándo estamos en presencia de “una fuerza de gran intensidad” o de una simple ilusión óptica. Un ejemplo de ello es lo sucedido en la Asamblea Nacional en las pasadas elecciones, cuando solo 16 de los 51 diputados que buscaban la reelección lo lograron, al tiempo que 5 jóvenes sin apoyo de partido político alguno obtuvieron una curul en el Órgano Legislativo.
Todo indicaba entonces que estábamos en presencia de una “fuerza de gran intensidad”, surgida tras las revelaciones periodísticas de los escandalosos e impunes casos de corrupción en la Asamblea, así como por la intensa campaña de la no reelección, impulsada con bríos por diversos sectores de la sociedad durante las pasadas elecciones. La resistencia al cambio de la Asamblea Nacional parecía que empezaba a vencerse. Pues no.
El 1 de julio todo quedó muy claro: por los lados del palacio Justo Arosemena, la inercia estaba viva y coleando. Mientras la agenda de los diputados y diputadas permanecía inalterable, otras caras y otros nombres interpretaban los manidos y lamentables papeles de siempre. Finalmente, la búsqueda del acomodo marcó la jornada. Y ahora, con mayoría absoluta.
El día en que empezó la singladura del nuevo gobierno, vimos lo impensable hace cinco años. La diputada enfrentada perennemente con la dirigencia de su colectivo político, vocera de la xenofobia y cercana de los peligrosos grupos evangélicos que sueñan con el poder terrenal más que con el celestial, fue elegida vicepresidenta de la Asamblea. Pura inercia legislativa a la criolla, pero aún peor.
Ese día también vimos colarse por la puerta de atrás y de la mano de la nueva y contundente mayoría legislativa, a exdiputados que no lograron el favor del electorado. Y a partir de allí, los hemos visto colocándose en gobernaciones, direcciones generales, y muchos otros cargos de la abultada planilla estatal. Ni unos ni otras han rendido cuentas. Son las cosas del poder sin contrapeso.
Pero a pesar de los pesares, algo se movió; algo no está igual por los lados del Órgano Legislativo. Además de los nuevos diputados que intentan empujar la carreta para hacer la labor legislativa más transparente, un grupo de entusiastas jóvenes se ha organizado en torno al proyecto “Diputado, tu empleado”, para llevar luz a los rincones oscuros de la Asamblea Nacional.
Los chicos que llevan adelante el proyecto de veeduría ciudadana que puede seguirse en redes sociales -José Luis Paniza, José Benítez, Carlos Ayarza, José de Gracia, Bárbara Espinosa, entre muchos otros- intentan cambiar la cultura de la opacidad, del privilegio, de la demagogia, de la complicidad, que caracteriza el mundo legislativo.
Su intención no es atacar a la institución, sino defenderla; no buscan dañar a los partidos políticos, sino que retomen el camino de las ideas, del bien común, de la sensatez; no buscan descalificar a los diputados, sino ponerles un espejo para que se vean tal y como son, y no como alegan ser. Su propósito es poner al servicio de los ciudadanos, la información que se requiere para defender la democracia.
Y es que, tal como escribió recientemente el periodista español David Trueba, “llega la hora de la ciudadanía crítica. Sin ella, no será posible que perdure la democracia en ningún rincón…. En tiempos de mentiras y reducción de la paleta de colores al blanco y negro, no está de más recordarnos que en democracia un día podemos pertenecer al bando blanco y, al siguiente, al negro”. Exacto.
La autora es periodista, abogada y directiva de la Fundación Libertad Ciudadana.