Ya nadie duda que internet ha cambiado para siempre nuestras vidas, tanto en la manera de relacionarnos con otras personas como en nuestros hábitos de ocio y consumo. Eso incluye ya el desarrollo de una inteligencia colectiva, en la cual el conocimiento que está distribuido en un grupo dispone de un espacio donde todos aprenden de todos, facilitado por la web social.
Crear y compartir información son algunos de los factores principales que caracterizan los servicios de la Web 2.0, mediante la cual las redes y medios sociales utilizan el poder de internet para explotar la inteligencia colectiva. La Web 2.0 permite, en efecto, la maximización mutua de la inteligencia colectiva mediante la viralización y creación dinámica de contenidos, algunas veces por los mismos usuarios.
Hoy nos fiamos más de la experiencia vacacional de un familiar o un amigo nuestro por las fotos que publica en las redes sociales, que por un comercial de TV que promueve ese mismo paquete vacacional. Sin embargo, la Web 2.0 implica sobre todo el momento en que el usuario tomó el control de la Web.
En la práctica, la Web 2.0 amplía el acceso a las herramientas que nos permiten obtener información y participar en la elaboración y gestión de contenidos. En otras palabras, facilita la democratización del conocimiento. La enciclopedia Wikipedia es un ejemplo evidente del poder de la inteligencia colectiva de los usuarios, al aprovechar la participación colectiva de millones de usuarios en la elaboración de los millones de artículos que ella pone a nuestra disposición.
En verdad, internet no es una tecnología sino una nueva forma de organización de la vida en sociedad. Con la Web 2.0, lo mejor aún está por venir.
El autor es investigador-docente en TIC de la Universidad Tecnológica de Panamá y miembro del movimiento Ciencia en Panamá.