Una vez realizado el torneo electoral en la Universidad de Panamá, el 29 de junio del año en curso, con saldo altamente favorable a la “Renovación Universitaria”, que lidera el nuevo rector Eduardo Flores, la institución debe ser recibida por la nueva administración en las condiciones de mayor transparencia. Para ello, las comisiones de transición (que se acostumbra a integrarlas para esos fines), dan cuenta de lo actuado a la nueva dirección que se ha de encargar de dirigir los destinos de la Universidad de Panamá. Así ha de ser y es lo más sensato.
En el Centro Regional Universitario de Colón (CRUC), como ha sido práctica común (arrogancia y autoritarismo), la actual administración, a cargo de José Vicente Young, se ha resistido al nombramiento de la comisión de transición y ni siquiera ha atendido la propuesta de comisión de la nueva administración, en un abierto desprecio por la seriedad, claridad, orden y profesionalismo.
Desde luego, altamente derrotada la propuesta oficialista (tanto para director como para rector), en los estamentos: docente, estudiantil y administrativo, lo que expresa el rotundo rechazo a un marchito modelo de gestión, soportado por la antiacademia, el retraso, el desapego a las normas universitarias y la petulancia, la actual administración del CRUC, apuesta como todas las veces a la imposición, olvidando –tal vez– que ya están ausentes los soportes superiores que avalaron sus permanentes desaciertos.
Es claro que –como nunca antes– en Colón, sectores organizados, intelectuales, profesionales, periodistas, estudiantes, en fin toda la comunidad se interesó por los comicios universitarios, expresando con todas sus fuerzas la urgente necesidad de salvar la única y real posibilidad de estudios superiores en Colón, que cada vez más se perdía. Los colonenses encontraron en las elecciones la esperanza y la salvación del CRUC. Ello explica el gozo y la felicidad que hoy sienten, porque renace la ilusión por su universidad, que se acababa por los intereses malsanos.
Frente a la actitud de Young, nos preguntamos al igual que la sociedad colonense: ¿Qué se esconde? ¿Por qué rechaza integrar la comisión de transición? ¿Cree contar todavía con los respaldos superiores que le permitieron administrar inadecuadamente el CRUC?
No cabe ninguna duda de que el actual director de este centro regional universitario, deberá–llegado el momento– realizar serias explicaciones, que den cuenta de cómo administró durante los últimos años este bien público, que no es particular ni personal.
La Contraloría General de la República debe estar atenta a lo que ocurre en el Centro Regional Universitario de Colón, al igual que las autoridades del Ministerio Público y Defensoría del Pueblo, porque no se trata solo del rechazo electoral de la sociedad colonense y de los universitarios, sino de la defensa de la universidad de Colón.