La Comisión de Alto Nivel, conformada para mejorar el sistema público de salud, nos informa durante la presentación de un informe de “logros y retos” desde su creación, que hay algunos avances, que enfrentan varios desafíos, que les preocupa muchísimo cómo garantizar el cumplimiento en el largo plazo de las metas en esa mesa de diálogo una vez concluya este gobierno, y evalúan la posibilidad de que los candidatos presidenciales para las elecciones de 2019 firmen un pacto, en el que se “comprometan a dar continuidad al proceso de transformación del sistema”. Sin negar la necesidad del pacto señalado, parece que perdieron las esperanzas de avanzar con este gobierno al que le quedan dos años de trabajo, y en ese período, si hay el compromiso y apoyo necesario, se puede avanzar en la implementación de las estrategias que han formulado. Reconociendo el esfuerzo y la capacidad de los miembros de la Comisión, estas declaraciones son muy preocupantes y merecen al menos las siguientes preguntas.
La primera es cuando afirmamos que entre la CSS y el Minsa atienden al 85% de la población, tenemos que preguntarnos: ¿cuál es la equidad, efectividad, calidad y calidez de ese 85% de cobertura?, ¿quién atiende al 15% restante? Son más de 600 mil panameños que tienen que buscar atención en una clínica privada, gastarse sus ahorros y empobrecerse aún más. Aunque ahora con las “externalizaciones” de cirugías y procedimientos, pudiera no ser una preocupación cerrar esa brecha desde lo público. En todo caso, hay una buena cantidad de personas de escasos recursos que sencillamente no tiene acceso a ninguna clase de servicio de salud.
Es igualmente válido preguntarse ¿cuáles son los avances a los que se refieren los distinguidos comisionados? No basta con la identificación de los nudos críticos y la formulación de una propuesta. Recordemos que esa información ya la proporcionó la mesa de diálogo y está en poder del Ejecutivo desde hace más de dos años, lo que hace sospechar al más ingenuo, que el compromiso y el respaldo político ha sido insuficiente y han prevalecido otros intereses. Sabemos que persiste la falta de acceso a servicios de salud con calidad y equidad; que son frecuentes las crisis por falta de medicamentos e insumos; que son insuficientes los recursos humanos; que muchas infraestructuras están en mal estado; que se construyen obras sin recursos humanos ni equipos y en ocasiones donde no son necesarias.
Sobre este tema del acceso a servicios de salud esenciales, nos dice recientemente la Organización Mundial de la Salud y el Banco Mundial, que “al menos la mitad de la población mundial está privada de servicios de salud esenciales. Asimismo, cada año 800 millones de personas dedican al menos un 10% del presupuesto familiar a subvenir a los gastos de salud de los progenitores o de un hijo u otro pariente enfermo. Como consecuencia hay un gran número de familias que se ven sumidas en la pobreza porque no pueden pagar de su propio bolsillo la atención sanitaria”. Y agrego yo: ¡muchos panameños están incluidos en esas estadísticas!
Para avanzar hacia la cobertura universal de salud, que es el fin último de la propuesta de la Comisión y el anhelo de todos los panameños, es preciso que avancemos en el fortalecimiento de nuestro sistema público de salud. Reconozco que resolver nuestro problema no es un asunto sencillo, y que la simple fusión de dos instituciones en malas condiciones, no puede llevar a nada bueno. Antes debemos comenzar con el fortalecimiento institucional integral de la CSS y el Minsa, pues su situación no es la mejor y en nuestros servicios de salud, son frecuentes los reclamos por construcciones en mal estado, o paralizadas, así como las carencias de todo tipo, en especial de medicamentos. Todo lo cual es inconcebible si consideramos la cantidad de dinero que manejan ambas instituciones y, como nos señala la Comenenal, ha sido aprovechado por el Gobierno para la externalización de servicios y compras directas a favor de empresas de allegados.
En ese contexto le reitero respetuosamente a nuestro presidente que cumpla con su promesa, que le brinde todo el efectivo apoyo político, estratégico, técnico y financiero a la Comisión de Alto Nivel, que apoye el fortalecimiento de la capacidad del Minsa para el ejercicio de su función rectora y que promueva el mejoramiento de la capacidad de gestión pública, eliminando de raíz la injerencia de los intereses políticos y económicos y gremiales; favoreciendo una gestión en salud, “tecnopolítica” pero estratégica, efectiva, transparente y enfocada en la equidad.
No tenemos que esperar hasta 2019, ¡el pacto por la salud debe ser ya mismo!
El autor es ciudadano